sábado, 31 de diciembre de 2016

2016: la fractura del neoliberalismo

(FOTO: Especial)


@escupeletras


El proyecto neoliberal mundial encabezado por Estados Unidos y sus aliados sufrió varios reveces en este año que termina, tanto en el campo de las elecciones como en el de la batalla geopolítica. El sistema que por más de 30 años ha regido la economía del mundo da cada vez más claras muestras de agotamiento.

La creciente desigualdad social, la enorme brecha entre ricos y pobres, la depredación indiscriminada de los recursos naturales, la cancelación de los derechos laborales, la seguridad social y la educación pública, el debilitamiento del Estado de Bienestar y la incertidumbre generalizada han traído un profundo desencanto por el sistema que rige la globalización.

No es casualidad que en tan sólo un año hayan ocurrido tantos hechos que comienzan a ponerle un alto al neoliberalismo en varias partes del mundo: Gran Bretaña vota para salir de la Unión Europea, en Colombia los ciudadanos le dicen “No” en las urnas a un acuerdo de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), en España el Partido Popular (PP) vuelve a hacerse de la mayoría en las elecciones generales, en Austria el ultranacionalista FPÖ se quedó muy cerca de ganar la presidencia, en México el PAN gana 7 de las 12 gubernaturas en juego y en Estados Unidos el republicano Donald Trump se alzó con la victoria en la elección del próximo presidente. La derecha cierra en el 2016 un año redondo.

De esta lista de hechos son tres los puntos que especialmente se desmarcan del proyecto neoliberal: el llamado Brexit, el triunfo del PP en España y la victoria de Trump en EU. En los tres casos hay una percepción de que los tratados libre comercio internacional, el cierre de empresas en sus localidades que se van a nuevos destinos de inversión, la falta de certidumbre laboral, el desempleo y la migración masiva han causado molestia en los ciudadanos que se han manifestado en las urnas contra los gobiernos de perfil liberal que les han costado una baja en su nivel de vida. En los tres casos aparecieron opciones que les prometían revertir estos fenómenos causados por las políticas neoliberales y los electores mordieron el anzuelo.


El Reino Unido decidió salir de la Unión Europea. (FOTO: Especial)


En este fenómeno radica la principal alarma del 2016: que para revertir los daños causados por más de tres décadas de neoliberalismo, la gente está eligiendo opciones de derecha nacionalista que tienden al racismo y el fascismo. Los espacios que deberían estar ocupando las izquierdas están siendo acaparados por derechas.

En occidente, las derechas están capitalizando la inconformidad de la pesadilla neoliberal mientras las izquierdas están sumergidas en un extravío ideológico y han perdido su vocación anticapitalista, internacionalista, proletaria y de justicia social, muchas veces respaldando al capitalismo neoliberal o siendo patiño de la derecha.



El mundo multipolar sigue consolidándose, las potencias asiáticas siguen ganando terreno. China y Rusia mantienen su alianza, mientras el imperialismo estadounidense también fue acotado en otros frentes.

El principal descalabro para EU y la OTAN ocurrió en Siria, cuando la coalición del Ejército Árabe Sirio, Rusia, Irán y el Hezbolá liberaron a la ciudad de Alepo al derrotar a los terroristas del Dahesh, los cuales se ha comprobado cuentan con el apoyo estadounidense y de sus aliados europeos y árabes para tumbar al gobierno de Bashar Al-Assad a través de una supuesta guerra civil que oculta los intereses occidentales sobre los recursos energéticos de la zona. Luego de más de cinco años de conflicto y casi medio millón de bajas, la calma comienza a regresar a Siria.


Alepo fue liberada del terrorismo por la coalición de Siria, Rusia e Irán. (FOTO: Topete GLZ)




Por si fuera poco, grandes personalidades del arte, la ciencia, el deporte, la política y la música murieron en este 2016, entre los que destacan David Bowie, Muhammad Ali, Prince, Leonard Cohen, Umberto Eco, Juan Gabriel, Carrie Fisher y Fidel Castro.



Funerales de Fidel Castro. (Foto: Especial/RT)




viernes, 30 de diciembre de 2016

2016: la degradación social y el fin del peñato

FOTO: Cuartoscuro


@escupeletras


El 2016 que está por terminar se recordará como el año en el que el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto llegó a su fin simbólico. A dos años de concluir su administración, el mexiquense es ya un fantasma en el Palacio Nacional, un cadáver político.

La invitación y posterior visita del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, marcó el fin político del peñato. Gran descontento y reprobación entre propios y extraños tuvo este encuentro que resultó en el peor desastre diplomático para un presidente mexicano en muchos años.

Uno de los pilares de la campaña de Trump siempre fue el ataque a los migrantes, en especial a los mexicanos, a quienes siempre despreció y calificó como “ladrones” y “violadores”. Ignorando estos antecedentes, a Peña Nieto le pareció buena idea invitarlo a la residencia oficial del presidente, dándole trato de Jefe de Estado a un candidato. Ese sólo fue el primer error de una serie increíble pifias. En su visita a Los Pinos, el republicano no se retractó de sus palabras, se sostuvo ante la pasividad del presidente, que sólo atinó a decir que los mexicanos “merecen el respeto de todos”. Pero después parecía defender el discurso de Trump: "Ha habido malas interpretaciones o afirmaciones que lamentablemente han lastimado o afectado a los mexicanos por la percepción de su candidatura”. Peña fue incapaz de exigir enérgicamente una disculpa y retractación por los agravios hacia el país y los mexicanos y encima salió a decir que las discriminadoras palabras del candidato eran sólo desafortunadas malinterpretaciones. Terminado el encuentro, Peña escribió en su cuenta de la red social twitter que en privado le aclaró a Trump que México no pagaría el muro fronterizo que había prometido el aspirante, pero esa misma noche Trump encabezó un mitin en EU donde públicamente refrendó sus planes de continuar el muro. Un desastre total. Sin necesidad ni obligación alguna, el mexiquense se metió a sí mismo en una situación que no pudo controlar y le pintaron la cara en su propia casa enfrente de su gente.


FOTO: AFP


La sumisa actuación de Peña Nieto cayó como bomba en el ánimo nacional. No sólo los habituales críticos condenaron la servil actitud del presidente, incluso entre el priismo y sus acostumbrados defensores había gran molestia; lo que quedaba de nacionalismo en el “nuevo” PRI había sido lastimado. La imagen del presidente como defensor de los intereses de la nación quedó por los suelos y sin capacidad de recuperación.
El daño fue mayor de lo esperado. La bravucona actuación del empresario en México lo disparó en la preferencias electorales, lo que a la postre le ayudaría a ganar la presidencia. Peña puso su grano de arena para la victoria de Trump.

Pero la accidentada visita de Trump a México no fue el único episodio que afectó la imagen del partido en el poder. El 2016 vio cómo se destapó la cloaca del PRI: casi 100 mil millones de pesos es la suma de dinero robado, desviado o no comprobado por ex gobernadores, en su gran mayoría del tricolor.

También la deuda que acumularon y sumaron a la que recibieron nueve gobernadores acusados de corrupción, lavado de dinero, delincuencia organizada y malos manejos en el país fue expuesta en este año que termina. En total los ex gobernadores de Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua, Durango,Tamaulipas, Nuevo Léon, Sonora, Hidalgo y Coahuila incrementaron más de 190 mil millones de pesos respecto a la que recibieron al llegar al poderde acuerdo con datos de los estados y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Javier Duarte de Ochoa (PRI), actualmente prófugo de la justicia, recibió la deuda de su estado en 21 mil 499.9 millones de pesos y la dejó en 45 mil 775 millones de pesos. Duarte, quien renunció a su cargo ante el escándalo para después huir de las autoridades, tuvo irregularidades en sus cuentas públicas por al menos 35 mil millones de pesos y se convirtió en el rostro más visible de la corrupción en el país.  


FOTO: Especial


Roberto Borge Angulo (PRI), ex gobernador de Quintana Roo, heredó una deuda de 22 mil 442 millones de pesos, cuando él la recibió en 10 mil 37 millones de pesos. Reportó irregularidades por 25 mil millones de pesos en sus cuentas públicas.
César Duarte Jáquez (PRI), dejó una deuda en Chihuahua de 42 mil 453 millones de pesos, él la recibió en 12 mil 547 millones de pesos. Se registraron irregularidades en su administración por 7 mil millones de pesos.
Jorge Herrera Caldera (PRI) recibió la deuda de Durango en 3 mil 697 millones de pesos y heredó una de 15 mil millones de pesos. Egidio Torre Cantú (PRI) dejó una deuda en Tamaulipas de 13 mil 511.9 millones de pesos; cuando inició su sexenio los pasivos del estado sumaban mil millones de pesos. Rodrigo Medina de la Cruz (PRI) disparó la deuda de Nuevo León de 27 mil 70 millones de pesos a 62 mil 946 millones de pesos.
Guillermo Padrés Elías (PAN) recibió la deuda de Sonora en 11 mil 258 millones de pesos y la dejó en 22 mil 780 millones de pesos. Además se detectaron irregularidades en sus cuentas públicas por 30 mil millones de pesos. Hoy está en prisión acusado de lavado de dinero y defraudación fiscal.
Francisco Olvera Ruiz (PRI) recibió en Hidalgo una deuda de aproximadamente 4 mil millones de pesos, pero a su salida la administración entrante encontró un adeudo de más de 15 mil millones de pesos de los cuales 5 mil millones ni siquiera habían sido reportados.
Humberto Moreira Valdés (PRI), ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, recibió una deuda en su estado de 323 millones de pesos y dejó pasivos por 36 mil 509.6 millones de pesos.


En este panorama de inconformidad social, en las elecciones de inicios de junio la gente plasmó su inconformidad en las urnas. De las 12 elecciones de gobernador que se llevaron a cabo, el PAN logró la victoria en siete, cifra que no había logrado ni en los dos sexenios que estuvo al frente del gobierno federal. Acción Nacional se convirtió en el comodón depositario de la inconformidad social contra el tricolor, sus victorias se debieron más la urgencia de castigar al PRI con lo que fuera que a méritos propios.

GRÁFICA: Animal Político


En Aguascalientes, se levantó con la victorial el panista Martín Orozco; en Chihuahua el abanderado del PAN, Javier Corral logró expulsar al PRI; en Durango el candidato del PAN, José Rosas Aispuro se alzó con la victoria; en Hidalgo el priista Omar Fayad logró que Hidalgo continuara como de los pocos estados sin alternancia; en Oaxaca, Alejandro Murat, de la alianza PRI, PVEM, Panal, recuperó al estado para la tradición familiar; en Puebla, José Antonio Gali retuvo la gubernatura para el PAN; en Quintana Roo, la coalición PAN-PRD salió victoriosa con Carlos Joaquín González; en Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel sacó la victoria para el PRI-Verde; en Tamaulipas el panista Francisco García Cabeza de Vaca se llevó el triunfo; en Tlaxcala ganó la coalición PRI-Verde-Nueva Alianza encabezada por Marco Antonio Mena; en Veracruz, venció el candidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares; en Zacatecas, Alejandro Tello del PRI, rescató la victoria; y en la elección del Constituyente de la Ciudad de México, el debutante Morena arrasó.


Una de las reformas que más inconformidad ha causado ha ido la Educativa. Los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) realizaron en este año paro de labores, manifestaciones y bloqueos carreteros, principalmente en Oaxaca, Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Chiapas y Guerrero. Sin duda el punto de más alto en la confrontación con el gobierno ocurrió el 20 de junio en Nochixtlán, Oaxaca con enfrentamiento que dejó un saldo de 6 personas fallecidas (aunque algunos reportan hasta 13), 41 policías federales heridos y 53 civiles lesionados, además de 21 detenidos. Se confirmó que la Policía Federal sí disparó con armas de fuego contra los manifestantes, en un operativo por el que el encargado de las fuerzas policiacas, el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong, nunca se responsabilizó.


FOTO: AP

FOTO: Cuartoscuro


Si de romper récords se trata, esta administración federal va a la saga: el peso rebasó los la barrera de los 20 pesos por dólar, llegando en algunos momentos hasta los 21. México mostró los peores resultados de la prueba escolar PISA y el segundo peor en desigualdad social de los países miembros de la OCDE; es el segundo más violento de América (sólo por debajo de Colombia). 


Ni la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán a inicios de año logró dar lustre a la estrategia de seguridad del peñato, pues el 2016 también ha resultado el año más violento del sexenio de Peña Nieto con 19 mil homicidios dolosos, por lo que se estima que el periodo podría cerrar con más de 130 mil homicidios, 9 mil más que con su predecesor Felipe Calderón. 

FOTO: Especial




Fue tal la avaricia, el frenesí de poder y la corrupción del “nuevo” PRI que le bastaron sólo cuatro años para acabar con la poca confianza que la gente tenía en su prometido cambio. Peña cumplió cuatro años en el poder con los niveles más bajos de aprobación para un presidente en los últimos 20 años: cayó al 23%, mientras el 74% reprueba su trabajo. Quien fuera el principal activo del partido tricolor, ahora es un lastre del cual del priismo se desmarca tanto en público como en privado.


El 2016 también fue el año donde la violencia contra las mujeres se hizo más visible. Fueron muchos los casos de agresiones contra mujeres que se hicieron del conocimiento público a través los medios de comunicación y se viralizaron en las redes sociales. Casos como el de la reportera  Andrea Noel (agredida sexualmente en plena calle), Daphne Fernández (violada por la banda conocida como “Los Porkys”), la estudiante Karen (violada por un compañero de la universidad) y la golpiza que recibió ex velocista, medallista olímpica y senadora Ana Gabriela Guevara por parte de cuatro hombres en un incidente de tránsito, son un fuerte recordatorio y llamada de atención para una sociedad mexicana profundamente atascada en el machismo.

En México son asesinadas siete mujeres al día, en el 2016 se dio a conocer que de 2012 al 2015 han sido asesinadas casi 6 mil 500 mujeres. La violencia de género en México está profundamente internalizada y normalizada, así lo evidenciaron ejercicios como el de Las Morras, que salieron a las calles para grabar un video enfrentando a sus acosadores.

El deterioro del tejido social en México se hizo aún más evidente en 2016. Las “Lady” y los “Lord” o “Gentlemen” pulularon en este año gracias al ejercicio de la prepotencia, la discriminación y la violencia injustificada. #LordAudi, #LordFerrari, #LordRollsRoyce, #LadyPioja, #Lady100Pesos, #LordPelón, #LordMeLaPelas y muchos más. Las redes sociales han servido de instrumento para demostrar que el país aún es profundamente racista, clasista, homófofo y corrupto no sólo en los niveles más altos del gobierno y el empresariado, también en el grueso de la población.

Al país se le está haciendo costumbre también encumbrar a personajes que tienen sus 15 minutos de fama gracias a un error, un ridículo, un momento de suerte o una frase espontánea grabados en el momento justo. #LadyCelos, #LadyWuuu, #LosXVDeRubí. La plena decadencia. Hemos llevado lo que tanto criticábamos de los peores contenidos de los monopolios televisivos a las redes sociales, replicamos en internet los modelos de enajenación y manipulación televisiva que condenamos por años.


El 2016 cierra con el anuncio del gobierno federal de un nuevo (mega)gasolinazo: la Magna sube a 15.99 (incremento de 14%) y la Premium a 17.79 (incremento de 20%) pesos desde el 1 de enero de 2017. Peña incumplió su promesa de que en el resto de su sexenio no habría más incrementos a las gasolinas gracias a la Reforma Hacendaria y la Reforma Energética. Termina el 2016: en general, las reformas no funcionan, la inconformidad y las protestas crecen y el presidente ya se ha quedado solo

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump, el balde de agua fría que el mundo necesitaba

Imagen: Especial


@escupeletras

Atónitos, los ciudadanos del mundo miran con temor, tristeza y desconcierto el triunfo del infame Donald Trump en las elecciones para elegir al nuevo presidente de los Estados Unidos. La derecha cierra un año redondo, tras sus victorias en Gran Bretaña, Colombia y España, se alza con la más importante, ganando el mayor puesto político en el país más poderoso del mundo, con todo y la mayoría de ambas cámaras. Lo que empezó como algo que parecía una broma de mal gusto desembocó en una realidad concreta: Trump ocupará la oficina oval de la Casa Blanca.

Imagen: Reuters


Está claro que la victoria de un personaje racista, conservador y misógino como Trump no puede ser una buena noticia, pero su victoria puede ser el balde de agua fría que el mundo necesitaba para darse cuenta de las contradicciones del sistema capitalista y las trampas de su democracia burguesa, para desmitificar la imagen de Estados Unidos y la economía mundial que encabeza como infalibles.


Mito uno: Hillary era la "opción buena"

Habría que empezar por desmantelar el mito de que Hillary Clinton era la “opción buena”, la que nos salvaría de la tiranía de Trump, pues en realidad la ex senadora y ex secretaria de Estado era una opción igual o más peligrosa aún que el mismo Donald. 

Los entusiastas de Clinton no se daban cuenta o no querían ver que Hillary nunca fue la “opción buena”: Hillary era la candidata de las grandes corporaciones privadas que juegan con la economía mundial, quienes la patrocinaron son las empresas que fomentan la pobreza y la desigualdad, las que saquean los recursos de otros países, las que tienen nocivos monopolios privados a lo largo del orbe. Como senadora y secretaria de Estado, Hillary fue quien impulsó las invasiones colonialistas a Afganistán, Irak, Yemen, Libia y Siria, dejando millones de muertos y desplazados. Prometió que continuaría su apoyo irrestricto a Israel en su campaña de exterminio contra los palestinos. El violento perfil de su política militar es la que ha llevado a Estados Unidos a una confrontación diplomática con Rusia y China que podría escalar en un enfrentamiento directo. Fue la que dictó desde la Casa Blanca la Reforma Energética privatizadora para México, la que espió a sus enemigos políticos, la que amañó la contienda interna del Partido Demócrata saboteando a sus rivales y la que en un principio rechazó los matrimonios igualitarios hasta que vio que eso le restaba puntos en el sector joven. Hillary es el rostro del imperialismo norteamericano, del neoliberalismo salvaje, pero adornado de color rosadoEs el símbolo del "capitalismo buena onda" dispuesto a ceder a demandas como el matrimonio igualitario mientras la base económica del sistema permanece intacta, siguiendo el curso de la explotación y el despojo. Hillary es un lobo con piel de oveja.

 
Imagen: Especial

Por supuesto que con Trump los peligros son altos, especialmente para la comunidad latina, para la mexicana, blanco predilecto de sus afrentas. Siendo presidente está en la posibilidad de volver realidad sus amenazas. Podría, como advirtió, imponer un impuesto especial (por especial me refiero a pesado), a las remesas, con lo que se pagaría el muro que tanto presumió (muro que, por cierto, ya existe, fue construido por Bill Clinton y ha cobrado más de 10 mil muertes en 20 años, Trump sólo vendría a echar el colado), lo cual tendría un severo impacto en ambos lados de la frontera. 

Las deportaciones que ha advertido Trump no son cosa menor. En potencia está una cacería de brujas de latinos (y otros muchos migrantes indocumentados), una ola deportaciones se antoja inminente. Una pena. Pero aquí cabe recordar algunos puntos más: Clinton se ufanaba de haber votado a favor del muro fronterizo cuando fue senadora; la Reforma Migratoria que se emitió con Obama y con Hillary como segunda al mando quedó muy por debajo de las expectativas, al alcance de muy pocos que podían acreditar los requisitos, dejando a la gran mayoría de nuevo en el desamparo. Por si fuera poco, la administración de Obama ha sido la que mayor número de deportaciones suma en la historia. Lo que Trump amenaza con palabras, los demócratas lo han llevado a los hechos. 



   


Las políticas de Hillary han sido tan excluyentes y racistas como las palabras de Trump. A Hillary la apoya la fauna empresarial igualita de racista y excluyente que Trump. ¿Cuál era la gran diferencia?




Mito dos: La democracia norteamericana como único e infalible sistema de gobierno

No se “descompuso” la “democracia”, ya estaba descompuesta. La democracia según Estados Unidos es una democracia burguesa, siempre al servicio del gran capital, no del pueblo norteamericano. Este es el modelo que tratan de exportar a la fuerza sabiendo que no es popular ni libre ni justo, un paradigma de los adinerados que sólo da la falsa sensación a la clase trabajadora de elegir el destino de su país, cuando las decisiones ya están tomadas de antemano por pequeñas élites económicas y políticas. Estado burgués.

Tan falible es la democracia norteamericana que es posible que quien tenga más votos reales pierda, y así pasó.Hillary ganó. O al menos hubiera ganado en una democracia donde cada voto cuenta, pero la figura de los Colegios Electorales la hizo perder. Clinton obtuvo 59 millones 835 mil 153 votos, un 47.7% del total; mientras que Trump, más abajo, tuvo 59 millones 618 mil 815 votos, un 47.5% del total de sufragios emitidos, según el último corte que reportó el portal web del diario New York Times. Pero resulta que en la “democracia” norteamericana unos votos cuentan más que otros, porque los llamados “votos electorales” (una especie de distritos que se cuentan en bloque) son los que cuentan, no los votos directos. Esa es la democracia que Estados Unidos trata de imponer al mundo. Una democracia fallida, tramposa, amañada desde su origen.


Imagen: New York Times



Así nos amaneció la cruda de la "fiesta de la democracia", despertando acostados a lado del tipo más feo.

Al final, la “democracia” a la “americana” siempre es un callejón sin salida, donde en realidad no hay manera de elegir. Todo está preprogramado para que la burguesía siempre gane mientras todos los demás pierden. Y no debería sorprendernos, cada cuatro años es el mismo circo electoral.

La serie animada South Park satirizó alguna vez al sistema democrático norteamericano en un capítulo donde los alumnos de la primaria del pueblo tenían que elegir a su nueva mascota sólo de entre dos opciones igualmente horribles: un sándwich de mojón y un lavado vaginal. Tan parecido a la realidad.





Mito tres: el capitalismo neoliberal es la única vía económica posible en el mundo


Trump pone a temblar la normalidad del capitalismo neoliberal global. Este podría ser el inicio de su plena decadencia. Estamos ante un potencial final de la hegemonía económica estadounidense que provoque finalmente el despertar de su sociedad alienada y adormecida.

En el discurso de Trump hay puntos que ponen en riesgo al establishment gringo y sus cómplices internacionales, es decir, al sistema económico mundial: el fin del TLCAN y otros acuerdos comerciales, la cancelación de la OTAN, retirar tropas de Medio Oriente, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Rusia y China. Un discurso proteccionista, que regresa a un capitalismo clásico de mayor intervención estatal, que si bien no rompe con la propiedad privada, con las dinámicas de explotación laboral ni con el despojo de recursos, sí tiende a aislarse, cortando las alas del capitalismo neoliberal que no conoce de fronteras ni limitaciones. Por eso había un consenso en torno a Hillary, porque ella garantizaba el libre flujo del sistema vigente, que con Trump, al menos en el papel, está pendiendo de un hilo. 

Estados Unidos no es capaz de soportar su peso por sí mismo. El sistema que lo alimenta necesita desesperadamente de todos los recursos que pueda tomar de afuera. Es un kraken que extiende sus largos tentáculos hasta donde le es posible para controlar situaciones alejadas de su entorno inmediato. Sea como sea, con reformas, gobiernos comprados o intervenciones armadas, los yankees se proponen doblegar cualquier obstáculo para obtener lo que quieren. Con Trump eso podría terminar. Podría. 

Clinton tenía el apoyo de todo el sistema: la industria del entretenimiento completa, las estrellas de Hollywood (los Avengers invitaron a votar veladamente por ella), la musical (figuras como Katy Perry la promocionaron hasta el hartazgo), las grandes cadenas de televisión y la prensa que tienen inversiones en el sector financiero, energético e inmobiliario, la realeza alineada de Medio Oriente, etc. El llamado “consenso” a favor de Clinton ya cantaba victoria publicando encuestas donde daban una victoria segura a Hillary. Bastaba con ver las caras de los reporteros de CNN durante la cobertura del día D para saber que las cosas no estaban saliendo como se planeaba. Asombro, decepción, desconcierto. Luego el pánico en las bolsas internacionales, la caída en picada de las inversiones en todo el mundo. Sí, son señales de que su hegemonía corre un riesgo real. Puede que la fiesta se les termine. 
La clase trabajadora estadounidense, decepcionada por el cambio que Obama prometió y nunca llegó, castigó con su voto a los demócratas. Rabiosos acudieron a las urnas los desempleados, los que vieron que los lugares donde trabajaban cerraban porque las inversiones migraban, incluso a otros países. Basta ver la caída de los estados industriales de la zona norte del medio oeste. A ellos Trump les prometió devolverles el empleo y el nivel de vida que perdieron durante el periodo de Obama, con Clinton como secretaria de Estado.
Es irónico y sumamente triste: las mayorías empobrecidas por el neoliberalismo que concentra la riqueza en unos pocos están poniendo en jaque al sistema eligiendo a un burgués conservador. Ni la izquierda revolucionaria pudo idear un escenario tan complejo. Trump podría destruir al sistema desde adentro

Pero no hay que confundirse. Trump no es muy diferente a toda la clase empresarial que respaldaba a HillaryDonald es sólo su exponente más feo, el que no tiene pelos en la lengua, el que no se reservaba para sus charlas privadas lo mucho que odiaba a la gente pobre, latina o negra. Por eso les espantaba. No hay que olvidar que Trump no es un político de carrera, es un empresario; paradójicamente es un multimillonario conservador producto del liberalismo económico, un icono de la cultura del emprendedurismo (Peña Nieto dixit), un burgués conservador de peso completo que explota igual que un liberal, que también utiliza directa o indirectamente la mano de obra (barata) migrante que tanto dice odiar. 

“No hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado”, dijo Berlot Bretch. Trump es eso. Un millonario que cree que su fortuna y su concepción de país están en riesgo con el libre mercado que lo hizo grande y ahora quiere cerrarle el paso. En pocas palabras, Trump es un producto del sistema capitalista que termina por morderse la cola.

Se trata entonces de un conflicto interburgués, de un choque entre dos visiones del capitalismo donde la gente de a pie no tiene injerencia alguna.


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Ganó el miedo, ganó el racismo

Ya desmantelados los mitos, queda un punto más por aclarar. Ganó el miedo, ganó el racismo: Casi el 60% de los norteamericanos blancos votó por Trump, lo que revela que el discurso racista del hombre del copete rubio tuvo el respaldo de la mayoría blanca. Ocho años después de elegir a un presidente afroamericano por primera vez en la historia, la discriminación y el conservadurismo se exacerban.



Imagen: Damon Winter / The New York Times


Trump dominó entre los religiosos cristianos: protestantes (60%), católicos (52%), mormones (61%) y cristianos (55%). El republicano se quedó con casi 7 de cada 10 votos de los blancos sin título universitario, entre los que se encuentran el 62% de las mujeres blancas que no fueron a la universidad. Resultó que la mayoría blanca norteamericana sigue siendo profundamente racista y no está dispuesta tolerar la presencia de las minorías (que en pocos años, aunque les duela, serán mayorías). El efecto Obama fue sólo una ilusión.

Contra todo pronóstico, contra todo el sistema mediático a favor de Hillary, Trump se impuso. De poco sirvió la maquinaria de los mass media que con justa razón lo tachaba a todas horas de racista y misógino, muy poco les importó a sus votantes los constantes señalamientos porque se vieron reflejados en él. 

¿Cómo fue que una sociedad tan mediatizada como la estadounidense se resistió a los mensajes de sus ídolos pop que les pedían el voto por Hillary? El discurso de Trump se cimentó en los valores tradicionales que a los gringos les enseñan desde pequeños: la excepcionalidad de EU, la supremacía blanca, la admiración al empresario, al dinero. El discurso anti Trump que por más de un año bombardeó a la gente no pudo vencer al discurso supremacista que por décadas se ha insertado en las mentes norteamericanas. No hay por qué extrañarse.

De los países más desarrollados, Estados Unidos es el segundo más ignorante, el que tiene el mayor índice de agresiones a mujeres, el primero en muertes por arma de fuego, en el que la mitad de su población cree que los musulmanes deben ser expulsados del país, el que tiene más de 50 millones de pobres, uno de los de mayor desigualdad económica en el mundo. Entonces la victoria del empresario no es una sorpresa, el triunfo de Trump es el espejo en el que se mira la sociedad norteamericana, en el que se proyectan sus mayores defectos y contradicciones.


Capitalismo, clasismo, racismo, supremacía blanca, patriarcado, machismo. Todo eso es Trump: es el hijo sano del sistema estadounidense que ahora se horroriza por haberlo elegido. 


Imagen: Especial



El sistema se ha dado un balazo en el pie. No queda más que darle un empujoncito para que se caiga. Es hora de entender que Estados Unidos necesita más del mundo que el mundo de Estados Unidos, que los gringos son absolutamente dependientes de los recursos del resto del mundo para mantener su tren de vida, que es momento de hacer un viraje en el rumbo económico mundial que se ha definido en Washington desde hace décadas. Si Trump quiere cerrar sus fronteras, que lo haga, a ver de dónde saca todo lo que Estados Unidos está acostumbrado a robar de afuera, a ver si puede vivir sin el petróleo mexicano, venezolano o de Medio Oriente, a ver si puede vivir sin la mano de obra barata de Latinoamérica y Asia, a ver si puede vivir sin los minerales de África. Realmente lo dudo.

Puede que hoy Trump ya haya negociado con las élites la continuidad del sistema neoliberal, que todo siga igual como si Clinton hubiera ganado, que continúe el capitalismo desbocado y sus políticas imperalistas, pero lo que podemos rescatar de todo este negro panorama es que, sin proponérselo, Trump ha desenmascarado al sistema, nos mostró su rostro más feo y sin maquillaje. A veces se requiere ir a los extremos, ver la pudrición debajo de la linda fachada para darse cuenta del problema. Trump está resultando ser la muy necesaria sacudida de conciencia para que la gente reflexione sobre el régimen que lo oprime.

Tarde o temprano, incluso los que apoyaron a Trump se darán cuenta de su error, cuando llegue el desastre ante la ruptura del frágil equilibrio estadounidense.

Vienen días y años muy complicados. No sabemos hasta dónde puedan llegar en realidad las políticas de Trump, pero la tarea del mundo es clara: dejar de depender de Estados Unidos, empezar a tejer relaciones comerciales y culturales que tengan como eje el desarrollo humano justo y equitativo, no el lucro de pequeñas élites; emprender políticas sociales que estén alejadas de la injerencia norteamericana y de sus aliados. Darle la espalda al racismo que nos ha separado, a la democracia burguesa que nos ha engañado y al neoliberalismo que nos ha estafado. 

martes, 27 de septiembre de 2016

Hillary, el lobo con piel de oveja

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No porque Trump sea un impresentable burgués racista de derecha significa que Hillary Clinton es mejor. Me parece incluso que es potencialmente peor que Trump.

Hillary es la representante de las grandes corporaciones privadas que juegan con la economía mundial, quienes la patrocinan son las empresas que fomentan la pobreza y la desigualdad, las que saquean los recursos de otros países, las que tienen nocivos monopolios privados a lo largo del orbe. 


Como senadora y secretaria de Estado, Hillary fue quien impulsó las invasiones colonialistas a Afganistán, Irak, Yemen, Libia y Siria, dejando millones de muertos y desplazados. Ha prometido que continuará su apoyo irrestricto a Israel en su campaña de exterminio contra los palestinos. El violento perfil de su política militar es la que ha llevado a Estados Unidos a una confrontación diplomática con Rusia y China que podría escalar en un enfrentamiento directo.


Fue la que dictó desde la Casa Blanca la Reforma Energética privatizadora para México, la que espió a sus enemigos políticos, la que amañó la contienda interna del Partido Demócrata saboteando a sus rivales y la que en un principio rechazó los matrimonios igualitarios hasta que vio que eso le restaba puntos en el sector joven.

Hillary se vende como feminista, pero no lo es. Que sea una mujer que se ha abierto paso en las más altas esferas de la política estadounidense no la hace automáticamente feminista. La intelectual Nancy Fraser considera que Hillary no es feminista, en todo caso, "Clinton defiende un tipo de feminismo neoliberal, sólo para mujeres privilegiadas".

En el tema migratorio, Hillary tiene un discurso más suave que Trump, pero tiene un pensamiento casi idéntico al republicano sobre el muro fronterizo con México. Más de una vez se ha ufanado de que como senadora siempre votó a favor de la ampliación del muro fronterizo. Ha prometido impulsar una Reforma Migratoria que será menos dura con las deportaciones, pero cuando fue parte del gobierno muy poco hizo por impulsar la política migratoria que la comunidad latina que la apoya espera de ella.


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Las élites políticas y económicas han construido un consenso en torno a Hillary. Es claro el favoritismo hacia ella de los grandes medios de comunicación, las casas encuestadoras y la industria del entretenimiento, el aparato mediático entero está a su favor. Mientras que el aislacionismo de Trump representa un peligro para el sistema, con Clinton está garantizada la continuidad del modelo del capitalismo global. 

Se vende también como la amiguita de los famosos, de los actores y cantantes, de la gente bonita de Hollywood, la candidata "buena" que salvará a "América" de la tiranía de Trump, pero en el fondo, es igual o más peligrosa que su contendiente de copete rubio. Hillary es el rostro del imperialismo norteamericano, del neoliberalismo salvaje, pero adornado de color rosado. Es el símbolo del "capitalismo buena onda" dispuesto a ceder a demandas como el matrimonio igualitario mientras la base económica del sistema permanece intacta, siguiendo el curso de la explotación y el despojo. Hillary es un lobo con piel de oveja.

Afinal de cuentas, la elección presidencial en Estados Unidos es un callejón sin salida, donde no se tiene más opción que dos infames que sólo vendrán a causar daño. Ya lo dijo Julian Assange: "elegir entre Hillary y Trump es como elegir entre cólera y gonorrea". Democracia le llaman.