Qué se puede
esperar de quien llegó a la presidencia montado en una campaña obscenamente onerosa,
del que con limosnas logró el voto de los más necesitados; del que convenció
con espectáculo, boda de telenovela, maquillaje y gel a los desmemoriados. A
quién responde aquél.
Bien dicen
que “quien comienza comprado la presidencia, termina por vender la patria”. Los
favores se pagan. En México, el 2013
estuvo marcado por lo que el gobierno de Enrique Peña Nieto llamó las “Reformas-Estructurales-que-el-país-necesita”,
cantaleta impulsada a golpes mediáticos con la promesa de acabar con el
estancamiento económico y la desigualdad social.
Pero, ¿a quién benefician realmente
estas reformas? No
benefician a la gente que lucha día a día por un mejor país con el fruto de su
esfuerzo, no son para los millones hundidos en la pobreza y la falta de
oportunidades. El espíritu reformista de
este año que termina tiene una dedicatoria específica: el gran capital.
Después de
llegar a la presidencia con un proceso electoral viciado por la compra de votos
y de una toma de protesta en medio de bravas manifestaciones, Peña Nieto estaba urgido de legitimidad. El
Pacto Por México fue la estrategia para dar una sensación de unidad, pluralidad,
apertura, inclusión y buena voluntad por parte del nuevo gobierno. Al mismo
tiempo cooptaba a los partidos de oposición, que se convirtieron en alegres,
pero ridículos patiños del “nuevo” PRI. Armado el teatro del engaño, el
maratón de las reformas se puso en marcha.
El Pacto Por México fue la estrategia para dar una sensación de unidad, pluralidad, apertura, inclusión y buena voluntad por parte del nuevo gobierno. Al mismo tiempo cooptaba a los partidos de oposición, que se convirtieron en alegres, pero ridículos patiños del “nuevo” PRI (FOTO:Especial)
Doce reformas fueron avaladas en tan
sólo un año en el
Congreso de la Unión, trece si le sumamos la Reforma Laboral aprobada en la
recta final del sexenio de Felipe Calderón, pero negociada con el entonces
“electo” Peña Nieto.
Con la
premura que caracteriza a un ladrón, a un promedio de una reforma aprobada por
mes, fue construyéndose el andamiaje que terminó de legalizar a la explotación
de la clase trabajadora y la entrega de los recursos públicos a pequeñas
camarillas de grandes capitales.
La Reforma Laboral formalizó la
subcontratación (outsourcing), maniobra para que las grandes empresas puedan evadir
el otorgamiento de seguridad social, vivienda, jubilación y demás prestaciones
para la clase trabajadora.
También estableció caminos para que se paguen miserias al no establecer normas
específicas para el pago justo. A más de un año de la aprobación de esta
reforma, el 60% de los trabajadores mexicanos han despreciado las migajas que
brindan las nuevas leyes laborales y siguen optado por la economía informal, el
desempleo sigue al alza y la economía crecerá apenas un 1%.
Una vez
instalado Peña Nieto como titular del Ejecutivo, la Reforma en Telecomunicaciones fue la primera gran legislación
que lanzó el Pacto Por México. La promesa fue la de terminar con los monopolios
en la materia, pero esta nueva ley sólo reparte el pastel para que ya no sean
dos los que se quedan con las rebanadas grandes, sino tres. Lejos de fortalecer a los medios públicos
estatales y comunitarios, lejos de retirar concesiones a empresas privadas que
se han hecho multimillonarias a costa de la manipulación e ignorancia, lejos de
garantizar verdaderamente el derecho de las audiencias, la nueva legislación
sólo busca imponer un nuevo orden para los mismos magnates de siempre. Slim
por fin tendrá su anhelada cadena de TV y Azcárraga entrará de lleno a la
telefonía. Algunos otros gigantes se beneficiarán y todo seguirá igual... ah,
ahora también están invitados los capitales extranjeros.
La Reforma Educativa fue una de las más sonadas y de las
pocas que tuvieron una resistencia real, no en el Congreso, claro, sino en las
calles. A pesar de que los expertos en
la materia proponían una reforma de carácter formativo, los promotores de esta
legislación optaron por un sistema punitivo, que acosa, condiciona y arrebata
derechos que el magisterio se ganó en décadas. Bien se dijo que esta no fue
una reforma educativa, sino una reforma laboral para maestros, pues lejos de
modificar los programas escolares, de explorar nuevas técnicas de enseñanza y de
considerar la multiculturalidad del país, al maestro se le hizo ver como un
villano al que había que obligar a mejorar a punta de amenazas de despido. Para
colmo, el gobierno no se compromete a nada en la reforma. El tremendo rezago en
infraestructura reflejado en miles en palapas improvisadas como salón de clase
no tuvo promesa de solución, como tampoco la tuvo la precariedad de los
salarios de los maestros del sur, menos la pobreza que mantiene a millones de
niños estudiando con las barrigas vacías en clase.
No fue casualidad
que la Reforma Educativa fuera una de las prioritarias de este primer año. El magisterio es el gremio más numeroso y
organizado del país, había que debilitarlo, restarle lo más posible, regresar
al SNTE al redil priista y desgastar lo más posible a la CNTE. De ahí que
la aprensión de Elba Esther Gordillo, más que un acto de justicia contra la
corrupción, fuera un movimiento cuidadosamente planeado para recuperar el
control político del magisterio. Penosa fue la campaña mediática de
desprestigio contra los maestros, calificándolos de “vándalos”, “güevones” y un
largo etcétera, cuando lo que hacían era luchar por su derechos. Indignante fue
la manera en que, a punta de granaderos, fueron desalojados los maestros en
protesta que se encontraban en plantón en el Zócalo capitalino, mientras la
Secretaría de Gobernación hacía oídos sordos al diálogo. Ingenuo sería creer que a EPN y al PRI realmente les
interesa una Reforma Educativa eficiente cuando su sistema se alimenta de la
ignorancia.
FOTOS: ESPECIAL
Después vinieron las reformas
Hacendaria y Financiera.
La tendencia es la misma, encajar el
diente al contribuyente pequeño, sofocarlo, acosarlo, exprimirle hasta el
último centavo mientras las grandes empresas siguen en su edén neoliberal de
evasión fiscal con el amparo de la ley. La Reforma Hacendaria significó un
alud de nuevos impuestos para la clase trabajadora y para el pequeño
comerciante, impacta directamente en su capacidad de deducción y nivel de
aportación fiscal, al eliminar los “repecos”, el ISR ahoga al pequeño
contribuyente. Tapar el agujero que dejará la privatización de Pemex no es
tarea fácil, de ahí los nuevos impuestos.
En contraste,
las grandes corporaciones mantendrán sus privilegios casi intactos. Mientras el
gobierno federal presumía “que pagará más el que tiene más” con el fin del
llamado “Régimen de Consolidación Fiscal”, que permitía a las grandes empresas
evadir miles de millones de pesos en impuestos, en el Congreso se aprobó el
“Régimen Fiscal Opcional para Grupos de Sociedad”, que mantiene casi intactos
los privilegios de los más ricos. Según datos de la Auditoría Superior de la
Federación (ASF), las grandes empresas en México pagan sólo 1.7% de sus
ingresos como ISR (antes de devoluciones), con las nuevas leyes esta colosal
injusticia seguirá. La evasión no desaparece, sólo cambió de nombre.
Los pequeños
comerciantes fueron destinados a desaparecer porque no cuentan con la capacidad
económica para afrontar tan alta carga fiscal, mientras las grandes empresas
mantendrán sus acostumbradas exenciones.
Sin candados para la banca extranjera,
con la Reforma Financiera, se emprendió una campaña de criminalización y
linchamiento de los deudores, pues se crearon
figuras jurídicas que permitirán retener bienes y hasta castigar con cárcel a los deudores de
la banca. Lejos de procurar
la mejora de los servicios financieros y proteger los derechos económicos de la
gente, se favorece, otra vez, al gran capital.
La clase
política se protegió las espaldas y se construyó un nuevo esquema jurídico para
concentrar el control electoral en un solo organismo. En la Reforma Político-Electoral los legisladores se aprobaron su
reelección inmediata hasta por dos periodos, pero desoyeron añejas demandas
como el plebiscito, la consulta ciudadana, el referéndum, la segunda vuelta electoral
y la revocación de mandato. Se
centralizó la organización de elecciones con la creación del Instituto Nacional
Electoral (INE), que elimina de facto a los 32 institutos electorales en
las entidades y al Instituto Federal Electoral (IFE).
El PRD hizo
como que se ofendió por la privatización del petróleo y anunció su salida del
Pacto Por México... el mismo PRD que de la mano del PRI y PAN apoyó todos las
reformas anteriores y preparó el camino para la más preciada. Pura actuación.
Para cerrar
el año, el PRI fue sin contemplaciones
por la madre de todas las reformas: la Reforma Energética. Antes que limpiar la
corrupción de Pemex, reordenar su manejo hacendario, optimizar su operación y
acabar con los privilegios fiscales de las grandes empresas, el gobierno
federal prefirió rematar el recurso más importante del país.
Con base en
una gran campaña propagandística y fiel a su tradición de maquillaje, engaño y
simulación, el gobierno peñista trató de convencer a la opinión pública de que
esta reforma no era privatizadora, que era necesaria porque México no es capaz
de extraer el petróleo por sí mismo y en prenda dejó la promesa de incrementar
la renta y bajar el precio de los combustibles. Hacía falta ser muy ingenuo o
desinformado para creer semejantes disparates.
Sin importar
las protestas y marchas multitudinarias en varios estados de la república, las
voces de expertos y las encuestas que consideraban innecesaria a la reforma, el
neopriismo, sabedor de su mayoría, hizo oídos sordos y terminó con el encargo
neoliberal.
Con la inusitadamente
rápida promulgación de la Reforma Energética, México perdió su último bastión
de soberanía nacional frente al poder insaciable de las corporaciones
transnacionales. La privatización del petróleo mexicano había sido un sueño
anhelado por capitalistas y potencias mundiales en plena era de escasez.
Desde que el presidente Lázaro Cárdenas expropió el petróleo en 1938, las transnacionales han luchado para volverse a apoderar de él de una u otra forma. Una modificación al artículo 27 representa una contrarreforma, un retroceso en la soberanía nacional. Las grandes petroleras como Shell, Chevron, Texaco y Exxon, quieren que Pemex se abra a la inversión privada en lugar de que se fortalezca con recursos propios porque quieren tomar el control y la ganancia del petróleo crudo del país. (FOTOS: Especial)
Por si fuera poco, la avalancha
de reformas regresivas sucedió en medio del caos: el 2013 cerró con
enfrentamientos, asesinatos y violencia de norte a sur del país, con más de 18 mil 454 homicidios, un 76% más
que en el mismo periodo de la administración de Felipe Calderón. Los secuestros alcanzaron máximos
históricos: entre enero y noviembre de 2013 se registraron mil 583 secuestros, el 32% más que en
el mismo periodo de 2012, cuando hubo mil 196. Las extorsiones también estuvieron al alza: un aumento de 11% de 2012 a
2013; entre enero y noviembre de este año se registraron 7 mil 441 casos,
cuando en el mismo periodo del año anterior fueron 6 mil 696.
Aunque en la mayoría de los medios masivos de comunicación hayan
desaparecido las noticias de seguridad pública y el discurso halagüeño de la
Segob insista en que ha habido avances, la realidad no se tapa con un dedo. Estados
como Michoacán y Tamaulipas viven bajo fuego constante.
Aunque parecía imposible, así es como en
sólo un año el “nuevo” PRI resultó ser más neoliberal y reaccionario que
mismísimo PAN. Este PRI infame que está destruyendo las instituciones que tanto
se ufanaba de haber creado.
En la década de los
90, los gobiernos priistas privatizaron las telecomunicaciones, las minas, la
banca, los aeropuertos y se golpeó al campo con la misma táctica: la promesa de
mejora económica, disminución de precios y abatimiento de la pobreza, pero
provocando exactamente lo contrario: una estela de desigualdad y miseria para
la mayoría.
El argumento privatizador siempre ha sido el mismo: modernización, mejor servicio, precios más baratos, más empleo y fortalecimiento de la economía nacional; pero el resultado siempre ha sido lo contrario: retraso tecnológico, pésimo servicio, aumento de precios, despidos y desempleo, sólo más riqueza para los más ricos y más pobreza para los más pobres; un atroz debilitamiento del Estado y de la soberanía nacional frente a la fortaleza de las grandes empresas privadas locales y extranjeras. Hoy el 80 por ciento de la población en México es pobre o está muy cerca de serlo. (FOTO: ESPECIAL)
El 2013 pasará a la historia
de la infamia como el año en el que las reformas de Peña Nieto terminaron latarea que Carlos Salinas de Gortari dejó pendiente: el
desmantelamiento del Estado Mexicano, la entrega de los recursos públicos y la
cancelación de derechos sociales y laborales, todo a favor de los grandes
capitales locales y extranjeros. El paraíso del neoliberalismo.
Así,
México entró de lleno al juego global de la era imperialista del capitalismo,
no como protagonista, sino como un simple peón, como una sumisa maquiladora
gigante y barata, como una estratégica fuente de recursos que le fueron
despojados al pueblo.
Estamos
ante la construcción de un Estado totalitario, dedicado únicamente a
administrar el despojo perpetrado por los grandes capitales y decidido cada vez
más a aplastar al que se oponga; estamos ante la culminación de un Estado represivo
en el que sólo los ricos tienen derecho a una vida digna mientras el resto se
hunde en la supervivencia y la miseria.
Es
difícil ser optimista ante este panorama, vendrán tiempos aún más difíciles, pero
caer en la rendición sería el peor de los caminos. La ignorancia, el desánimo y la indiferencia de las mayorías es una
pesada losa para los cambios de fondo, para las revoluciones. Por ello, la
información y la organización son claves. Que no nos falte la indignación, que
no nos falte la verdadera solidaridad, que no nos falte la dignidad, que no nos
falte la rebeldía. Queda la esperanza en el horizonte de que, de abuso en
abuso, un día una gota derrame el vaso y este pueblo diga ¡basta!
PD: Y vienen
por más, para el 2014 se prevén más reformas regresivas, el PAN busca una
reforma para criminalizar las protestas ciudadanas; el priista Manlio Fabio Beltrones,
quien por cierto este año terminó de vender las playas al extranjero, propuso
ya una ley que termine con la libertad de expresión en internet, ejerciendo un
control directo sobre la red; se prevé una Reforma de Salud que tumbe también
derechos ganados en décadas. ¿Cuánto más estamos dispuestos a soportar?
LEE REFERENCIAS Y MÁS
SOBRE LOS TEMAS DE ESTE TEXTO:
¿A quién celebraría hoy el mundo occidental si los romanos no hubieran extendido su domino por toda Europa y hubiera sido otro imperio el que impusiera su fe a los demás pueblos?
¿Qué símbolo hubieran traído los españoles a América para imponerlo a punta de fuego y muerte, justo como les fue impuesto a ellos? ¿Qué habría en lugar de la cruz?
¿A quién recordaríamos hoy? No sería un niño-dios nacido de una virgen enseminada por una paloma que a su vez es él mismo. O tal vez sí, pero tendría otro nombre. En tiempos más antiguos otros hombres ya habían nacido de mujeres vírgenes.
O tal vez sería un elefante con muchos brazos, tal vez un gordito haciendo una flor de loto, tal vez un hombre barbado con un turbante, tal vez una serpiente emplumada, tal vez una ventana de colores suspendida en el espacio con un botón de minimizar. Quién sabe. Un ser humano con esperanza es capaz de creer en cualquier cosa que le prometa salvarlo de su desventura, que prometa un horizonte mejor del que él mismo ha definido, que lo saque del laberinto qué construyó para sí mismo. Esperanza-promesa. Esperanza-promesa.
Es curioso que siempre busquemos en el cielo, pero nunca se nos ocurra mirar al espejo.
El dictamen de la Reforma
Energética llegó al Congreso de Hidalgo justo al día siguiente de su aprobación
en el Congreso de la Unión. La orden desde arriba era clara: aprobar en el
menor tiempo posible la apertura de Pemex al capital privado. Pero no sería
fácil, los legisladores hidalguenses tuvieron que enfrentarse a una serie de
pruebas para cumplir el encargo
Por Gustavo Godínez
twitter: @escupeletras
El dictamen de la Reforma
Energética llegó al Congreso de Hidalgo justo al día siguiente de su aprobación
en el Congreso de la Unión. La orden desde arriba era clara: aprobar en el
menor tiempo posible la apertura de Petróleos Mexicanos (Pemex) al capital
privado. Pero no sería fácil, los heroicos legisladores hidalguenses tuvieron
que enfrentarse a una serie de pruebas para cumplir el encargo.
Nadie lo esperaba tan pronto,
ni siquiera los diputados, pero los de arriba ya tenían sus compromisos y los
quieren cumplir rápido antes de que algo pueda perturbar el curso que han
definido. El tiempo apremia.
Por la tarde, los rumores de
que el dictamen energético había llegado al estado corrían en los pasillos del
Congreso local y entre los medios de comunicación. Y llegó la orden, habría
sesión extraordinaria a las 18:00 horas para aprobar el documento en un solo
jalón.
La noticia no tardó en llegar
a los oídos de los opositores, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)
en Hidalgo movilizó a sus militantes para protestar frente a la máxima tribuna
de la entidad.
Antes de la hora marcada por
la convocatoria, los integrantes de Morena y ciudadanos sin militancia que
están en contra de la Reforma Energética se dieron cita en las afueras del
Congreso, rodeándolo y bloqueando todos sus accesos.
La inesperada premura tomó
por sorpresa a muchos de los diputados, que no pudieron llegar antes que el
cerco de la oposición afuera del Congreso. Con piedras, tubos y palos, los
manifestantes golpeaban la reja perimetral provocando un estruendo similar al
de un campanario. Del otro lado de la reja, la policía estatal ya había sellado
los accesos. Nadie podía entrar ni salir.
Una treintena de patrullas
estaba pendiente afuera, rodeando a su vez a la manifestación. El clima tenso.
Morena Hidalgo se manifestó en contra de la aprobación de la Reforma Energética. Con piedras, tubos y palos, los manifestantes golpeaban la reja perimetral provocando un estruendo similar al de un campanario.
Del otro lado de la reja, la policía estatal selló los accesos. Nadie podía entrar ni salir.
Como se había hecho ya en
Querétaro y Veracruz, la intención inicial en Hidalgo era aprobar la reforma en
unos cuantos minutos, pero el retraso de los diputados ante la inesperada
sesión impidió el quórum requerido para un fast track más grosero.
Como se había hecho ya en Querétaro y Veracruz, la intención inicial en Hidalgo era aprobar la reforma en unos cuantos minutos, pero el retraso de los diputados ante la inesperada sesión impidió el quórum requerido para un fast track más grosero.
Y cómo batallaron algunos
diputados para entrar.
Los juzgados y las
instalaciones de Radio y Televisión de Hidalgo, edificios adjuntos al Congreso
local, sirvieron de refugio y de plataforma de salto para los legisladores. En medio de la noche, como
todos unos cacos profesionales, algunos diputados saltaron la barda perimetral para
entrar al Congreso, otros rompieron una ventana del juzgado que da a la
explanada de la sede del Legislativo y otros más entraron en autos de la
policía en medio de los gritos de los inconformes.
Las protestas de miembros de
Morena terminaron en corretiza. El diputado verde Antonio Chávez Barraza entró
despavorido y pidiendo auxilio en los estudios de la radio estatal, huyendo de
los manifestantes, que al reconocerlo emprendieron la persecución. Pero eso no
lo iba a detener, Chávez Barraza mostró sus dotes en el arte del escapismo y el
camuflaje. Cual camaleón, cambió en segundos de apariencia, el legislador salió
de los estudios portando una chamarra del staff de Radio y Televisión de
Hidalgo, tratando de despistar a los inconformes. Pero el camaleón no sólo
cambió de apariencia, también de nombre, Chávez ahora decía llamarse
“Epigmenio”. El camaleón cambió hasta de ocupación, “Epigmenio” se negó a sí
mismo tres veces como diputado. ‘¿Diputado yo? ¡Qué va! Yo solamente iba pasando
por aquí’. Tuvo que llegar el secretario de Seguridad Pública estatal, Alfredo
Ahedo Mayorga, acompañado de un puñado de policías estatales, para rescatar al
camaleón Epigmenio.
Para otros diputados su fin
de semana largo ya había iniciado. Total, ya era viernes y los tragos no podían
faltar... hasta que una inesperada convocatoria les aguó la fiesta, tan
inesperada que los tragos ya llevaban un buen rato de haber iniciado y, pues,
ni modo los tuvieron que interrumpir. La patria no podía esperar a que la
fiesta terminara, todo héroe nacional tiene que hacer sacrificios. Así les pasó
a los próceres priistas José Juan Viggiano Austria y Omar Zerón Flores, y al no
menos heroico panista Juan Carlos Robles, quienes interrumpieron su fiesta en
un esfuerzo de antología.
Viggiano Austria también huyó
de los manifestantes y se refugió en las instalaciones de Radio y Televisión de
Hidalgo hasta que Ahedo Mayorga acudió en su rescate. Entre gritos como “¡te
emborracharon para que aprobaras la reforma!” y “¡Traidor Vendepatrias!”, el
legislador tricolor salió escoltado por policías, pero, agradecido con el
reconocimiento del público, respondió el gesto con una muy educada señal
manual: *güevos*.
Ya en el pleno, la lectura del dictamen estaba en curso con
los diputados que iban llegando. El ruido de las protestas acompañó como fondo
musical toda la sesión. Consignas y golpes de metal amenizaron el discurso
mientras los priistas no paraban de enlistar las enormes ventajas que según
ellos tiene el dejar que empresas privadas extranjeras obtengan ganancias de un
recurso público como el petróleo.
Pero bueno, no hay por qué ser tan serios, tal vez pensaron,
una reforma constitucional no es tan importante, no hay por qué tomarla tan en
serio. La fiesta no tiene por qué terminar. Mientras el dictamen era leído, los
tricolores Javier Amador de la Fuente, Miguel Ángel Romero Olivares y hasta el
presidente de la Junta de Gobierno, José Ernesto Gil Elorduy, chacoteaban
alegres, entre risa y risa se fueron pasando los minutos.
“El petróleo y las energías no se venden ni se privatizan,
se fortalecen”, insistió Romero Olivares.
Mientras el dictamen era leído, los tricolores Javier Amador de la Fuente, Miguel Ángel Romero Olivares y hasta el presidente de la Junta de Gobierno, José Ernesto Gil Elorduy, chacoteaban alegres, entre risa y risa se fueron pasando los minutos.
Lo actos de heroísmo no terminaban. Viggiano Austria y Zerón Flores lucharon como fieras en contra del mareo
y el sueño etílico. Aunque a veces cabeceaban en su curul, permanecieron
despiertos contra todo pronóstico. Zerón no paraba de tomar agua y de ir al
baño, mientras Viggiano hacía muecas como rogando que todo terminara más rápido
de lo que se les había ordenado. Su ‘perfume’ no tardó en impregnar el lugar. Un
olor a alcohol había invadido el pleno.
Tocó el turno del perredista Luciano Cornejo Barrera para
dar su posicionamiento. “No deja de haber políticos hijos de...Victoriano
Huerta y Porfirio Diaz”, dijo Cornejo en rechazo a la reforma.
“Algunos compañeros
que están aquí fueron sacados de los bares de Pachuca”, señaló después. Al
cerrar su discurso, sacó de su bolsillo una pequeña figura de una mano de
plástico que hacía la seña del dedo de en medio y al mostrárselo a la mayoría
priista les dijo sobre las promesas de Peña Nieto: “aquí tienen sus disminución
en los precios de los combustibles, aquí tienen su refinería”. Al bajar de la
tribuna, Cornejo se careó con Romero Olivares, cruzaron albures apropósito de
la figura que mostró el perredista. “Siéntate”, se dijeron.
Al cerrar su discurso, el perredista Luciano Cornejo sacó de su bolsillo una pequeña figura de una mano de plástico que hacía la seña del dedo de en medio y al mostrárselo a la mayoría priista les dijo sobre las promesas de Peña Nieto: “aquí tienen sus disminución en los precios de los combustibles, aquí tienen su refinería”.
Llegó el momento de la votación. Bastó la mayoría priista
escoltada por el panismo para consumar el planchado de la reforma en el estado
con 22 votos a favor y 7 en contra del perredismo acompañado inesperadamente
por la fracción del Panal. Tal vez por estar acostumbrada al tradicional
mayoriteo priista en el estado, Gloria Hernández Madrid anunció que se había
votado de forma “unánime” a favor de la propuesta, ante las expresiones de
desconcierto de los legisladores. Un error lo comente cualquiera. De cualquier
modo, el prianismo festejaba. Risas, abrazos, felicitaciones, algarabía.
Al terminar la sesión, uno de los reporteros soltó un
“échale coca” para el diputado Zerón Flores, quien
con su vista nublada buscó al emisor sin éxito.
Era de dudarse que en tan
poco tiempo los diputados hubieran leído, menos analizado, lo que habían
aprobado, más aún si se toma en cuenta que el dictamen fue enviado ese mismo
día, que no sabían siquiera que habría sesión y que algunos venían de una
fiesta bien encarrerados. Pero eso poco importaba. Ellos se rifaron como los
grandes y aprobaron el documento a ciegas. Así se las gastan. Así el nivel.
Gil Elorduy atendió a la prensa. Negó lo evidente, que la
votación se tratara de un fast track. Aseguró que el priismo se siente
orgulloso de esta reforma, insistió en que no traiciona a su pasado cardenista
y sostuvo que a México le depara un futuro de miel sobre hojuelas.
Todo estaba aprobado como se había ordenado. Afuera, Morena
seguía manifestándose pacíficamente, mientras los diputados huían en camionetas
de la policía. “Con el pueblo muy cabrones, con el narco maricones”, gritaban
los manifestantes a los uniformados que ayudaban a salir a los legisladores.
Y así, orgullosos y contentos, los apurados héroes de la
patria fiestera habían cumplido con el encargo. Después de todo, la energía no
se crea ni se destruye, sólo cambia de manos.
El petróleo
es la base y motor de la economía mundial, la clave para la independencia, pero
también para el dominio de las naciones. México cuenta con importantes
yacimientos petroleros que le han permitido sostener su presupuesto por años e
implementar proyectos de desarrollo, pero que también lo han convertido en el objeto
del deseo de potencias mundiales y corporaciones transnacionales.
El nuevo
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha abierto el debate sobre la
conveniencia de aceptar inversión privada en Petróleos Mexicanos (Pemex). En su
visita al Reino Unido en junio pasado, manifestó ante la comunidad
internacional su intención de abrir la paraestatal más importante del país al
capital privado. El 12 de agosto confirmó su ánimo al presentar su iniciativa de Reforma
Energética. Las reacciones a favor y en contra no se hicieron esperar.
Peña Nieto busca
convencer a los mexicanos de que abrir Pemex al dinero privado de empresas extranjeras
es absolutamente necesario y lo mejor para el país, pero el punto de inflexión
donde se derrumba este discurso oficial es que México sí cuenta con los
recursos propios para fortalecer su industria petrolera sin la necesidad de
recurrir al dinero privado. El control de la enorme riqueza que subyace en el
suelo y aguas mexicanas es el centro de la discusión. La soberanía nacional
está en juego, la defensa del petróleo es ahora.
De las entrañas de
México para los mexicanos
En México, el
petróleo es un recurso natural no renovable propiedad de la nación, es decir,
de todos los mexicanos, así lo señala el artículo 27:
“Corresponde a la nación el dominio directo de todos los
recursos naturales de la plataforma continental... los combustibles minerales sólidos;
el petróleo...
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos,
líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni
contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado y la nación
llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la
ley reglamentaria respectiva...
El dominio de la nación es inalienable e imprescriptible y la
explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata”.-
Artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El espíritu
de esta líneas fue impulsado desde 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas,
cuando expropió el petróleo del país [1] y
expulsó a las compañías extranjeras que se volvían millonarias con el crudo
extraído en México mientras el país entero veía como la riqueza de su subsuelo
iba a parar a los bolsillos de unos cuantos empresarios estadounidenses.
Posteriormente, en la modificación de la Ley Reglamentaria del artículo 27
Constitucional en el Ramo del Petróleo realizada en 1958 se estableció que
todas las actividades de la industria petrolera sólo podían ser desarrolladas
por Pemex. Así fueron eliminados los contratados con particulares. Después, en
la reforma constitucional del 20 de enero de 1960 se
eliminó explícitamente la utilización de contratos en la explotación de
hidrocarburos para que el Estado pudiera tener la totalidad de las ganancias
petroleras. Estas reformas fueron aplaudidas por el propio Cárdenas.
El presidente Lázaro Cárdenas expropió el petróleo del país en 1938. Después aplaudió las reformas que prohibieron los contratos con particulares en 1958 y 1960. (FOTOS: Especial)
La
expropiación petrolera fue uno de los logros más importantes que se derivaron
de la Revolución Mexicana. El artículo 27 conserva la esencia y empuje de la
Constitución de 1917, donde se estableció que todas las riquezas naturales del
territorio mexicano son propiedad de todos los mexicanos –no del Estado, al cual
se le concede únicamente el papel de administrador de la riqueza– y ningún
particular podría lucrar de manera individual o en camarilla de un bien natural
que es propiedad de toda la sociedad mexicana en su conjunto. El agua, la
tierra y sus minerales, el aire, el espacio aéreo y, desde 1938, el petróleo
son de todos los mexicanos.
Imposible
pensar en modificar o revertir esta ley que se basa en el más fundamental
derecho de todos de explotar para el bien general lo que la naturaleza ofrece.
¿Es coherente
que se otorgue la posibilidad legal de tener un lucro individual o en pequeños
grupos del aire que todos respiran? No. Así debe verse al petróleo.
La pieza clave de la
soberanía
El petróleo
es la pieza clave para la sustentabilidad de México. Es un recurso
imprescindible para la soberanía del país. Su importancia es medular porque garantiza
no sólo la independencia en el sector energético, también porque es la base de
la economía nacional. Sin petróleo no hay país.
La renta
petrolera hace posible el desarrollo. Escuelas, hospitales, carreteras y demás
infraestructura pública; los proyectos para el desarrollo del campo y la
industria se sustentan con la ganancia que ofrece la venta interna y la
exportación del petróleo.
Con todo y la
corrupción y el abandono que carga a cuestas, Pemex genera casi el 40 por ciento
del presupuesto total del país, 38 centavos de cada peso del gasto público de
la federación vienen directamente de la paraestatal. Por sí sola abona
aproximadamente el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. En 2012, Pemex
generó más de 125 mil millones de dólares en ingresos [2].
Pemex es la
empresa número uno de México en ingresos. La suma de los ingresos de las
primeras cinco empresas de la Bolsa Mexicana de Valores, América Móvil, Walmart,
Femsa, CEMEX y ALFA, apenas igualan al ingreso de Pemex, pero a diferencia de
estas cinco compañías privadas, donde el dinero va a parar a manos de sus
dueños, la ganancias de Pemex pertenecen a todos los mexicanos.
Pemex genera
casi el 40 por ciento del presupuesto total del país, 38 centavos de cada peso
del gasto público de la federación vienen directamente de la paraestatal. En
2012, generó más de 125 mil millones de dólares en ingresos. Pemex es la empresa número uno de México en ingresos. La suma de los
ingresos de las primeras cinco empresas de la Bolsa Mexicana de Valores, América
Móvil, Walmart, Femsa, CEMEX y ALFA, apenas igualan al ingreso de Petróleos Mexicanos. (GRÁFICAS: Pemex)
El desgaste de 30 años
de saqueo y abandono
En los
últimos 30 años, Pemex ha sido saqueado con vileza y hundido en el más abyecto
abandono. Ha enfrentado un proceso de destrucción paulatina a la vista de todos
y que ha sido encabezado por el propio gobierno mexicano. Una corrupción
enquistada, saqueo masivo, pésima administración, pocas actualizaciones de sus
sistemas, falta de mantenimiento y adquisición de nueva tecnología e
infraestructura, especialmente en las áreas de exploración y refinación, han
sido una constante en las últimas tres décadas.
Desde 1982,
los gobiernos federales han aplicado una política constante para debilitar a
Pemex bajo las reglas del neoliberalismo. Se ha reducido la creación de cuadros
técnicos de empleados mexicanos (que entregaron resultados positivos por
décadas), por lo que ha crecido la dependencia de contratación de estudios
integrales en el extranjero. Poco a poco se han vendido los equipos de
perforación, se disminuyeron las cuadrillas de exploración y se ha priorizado
la contratación de servicios con compañías extranjeras. Se han desmantelado las
industrias nacionales y se prefiere la importación de los equipos que antes se
compraban a empresas mexicanas [3].
En más de 35
años no se ha construido una sola refinería en el país. Esa es la razón por la
que México exporta petróleo, pero se ve obligado a importar gasolina. Parte
importante de las ganancias de la venta del crudo se pierden en la compra de
productos refinados que no se producen en el país simplemente porque no se ha
reinvertido en el sector. Siendo un gran país exportador de petróleo,
vergonzosamente tiene que importar gasolina.
Más del 49% de la gasolina que se consume en el país es importada. De
1993 a 2012, México gastó casi 36 mil millones de dólares para importar
gasolina y más de 28 mil millones de dólares para importar gas natural. En
contraste, hubiera costado 2 mil millones de dólares construir 4 refinerías energéticas
que evitarían la importación de destilados y de mil 600 millones de pies
cúbicos diarios de gas natural.
Más del 49% de la gasolina que se consume en el país es importada. De
1993 a 2012, México gastó casi 36 mil millones de dólares para importar
gasolina y más de 28 mil millones de dólares para importar gas natural. En
contraste, hubiera costado 2 mil millones de dólares construir 4 refinerías energéticas
que evitarían la importación de destilados y de mil 600 millones de pies
cúbicos diarios de gas natural. (GRÁFICAS: Pemex)
Otro ejemplo de la mala administración de Pemex: por una inexplicable
decisión del gobierno federal, desde el 2003 las refinerías del país trabajan
entre un 67 y 80% de su capacidad. De ese año a la fecha, el país habría tenido
ingresos extra por más de 655 millones de dólares anuales si Pemex hubiese
trabajado a toda su capacidad. Simplemente con el dinero que se perdió en 2003
porque las refinerías no trabajaban al 100% se habría construido una nueva
refinería [4].
Si las refinerías del país trabajaran al 100% de su capacidad, se
reduciría el volumen de importación de productos procesados para consumo
interno del 41.2% al 23% [5],
esto, sin considerar que trabajando al máximo de capacidad (o al menos al 90%,
punto óptimo de producción a nivel internacional) se conseguirían los recursos
para construir más plantas refinadoras, por lo que la dependencia de
importación de combustibles refinados se eliminaría totalmente en pocos años.
Todas las compañías petroleras del mundo procuran operar sus refinerías
al máximo de su capacidad si cuentan con la materia prima y el mercado
suficiente. Pemex es la única que teniendo suficiente materia prima (crudo
exportable) y suficiente mercado (importación o maquila de crudo e internación
de productos al país), no aprovecha la totalidad de su capacidad de refinación.
¿Por qué esta decisión tan errada?
Pemex podría satisfacer el 100% de la demanda nacional de combustibles
si ampliara su capacidad de refinación, así se dejaría de importar gas y
gasolina y habría suficiente crudo para vender al extranjero. Para la
construcción de refinerías energéticas se requieren 510.7 millones de dólares
para cada una de las cuatro necesarias, es decir mil 532.2 millones de dólares,
incluidos tres trenes, adicionalmente se requieren 887.3 millones de dólares para
una refinería energética-petroquímica, lo que da un total de 2 mil 419.6
millones de dólares. Los recursos necesarios pueden financiarse sin inversión
extra, sólo con los ingresos adicionales que se obtendrían al dejar de suboperar
las refinerías existentes y trabajar al 100% de capacidad [6].
Además cada refinería nueva puede recuperar su inversión en tan sólo cuatro
años.
El gobierno mexicano ha alegado que la refinación no es tan importante
como la extracción, porque la venta de crudo genera un mayor margen de ganancia,
pero se les olvida que la refinación es parte de la cadena productiva petrolera
y punto medular para la independencia energética al eliminar las importaciones
de combustibles, lo que conlleva el ahorro de miles de millones de dólares
anuales. Mientras que Japón, que extrae menos de 132 mil barriles de petróleo
por día, cuenta con 31 refinerías; México, con una producción diaria mayor a
2.5 millones de barriles diarios, sólo cuenta con seis refinerías [7].
En más de 80 años, los gobiernos del PRI y el PAN sólo han sido capaces de
construir seis plantas refinadoras.
Mientras que en Venezuela se pueden comprar más de 40 litros de gasolina
con menos del equivalente a 10 pesos mexicanos, en nuestro país tan sólo un
litro de gasolina ya ronda los 12 pesos.
Expertos en el tema petrolero como José Felipe Ocampo Torrea, ingeniero
químico por la UNAM que laboró 32 años en Pemex y fue subdirector de Tecnologías
de Refinación y Petroquímica en el Instituto Mexicano del Petróleo [8];
y Esteban Garaiz Izarra, miembro del Comité Ciudadano que organizó la consulta
sobre la Reforma Energética en 2008 [9];
han insistido que la inversión privada en Pemex es inconveniente para el país e
innecesaria económicamente, pues Pemex es capaz de generar los recursos para fortalecer
su infraestructura y dejar de importar gasolinas. Ambos coinciden en que el
mismo gobierno mexicano ha sumergido a la paraestatal en un esquema de
subproducción y ha bloqueado la reinversión con recursos propios, por lo que la
importación de productos refinados se ha disparado y la empresa se ha estancado.
Durante los
últimos 15 años se ha perdido la oportunidad de aprovechar la ganancia que se generó
con los precios históricos del petróleo por no contar con la infraestructura
suficiente para refinar los combustibles de consumo interno y tener siempre la
necesidad de importar a empresas estadounidenses a un sobreprecio.
Si se contara
con las refinerías suficientes se generaría empleo y se lograría una
independencia energética al ahorrar en la importación de combustible, pero los
gobiernos mexicanos han tenido una corta visión y han cedido a la presión de
las organizaciones internacionales que privilegian a las grandes empresas sobre
la soberanía de las naciones y el bien de sus pueblos.
Llama la
atención la dilación de la refinería Bicentenario [10]. Uno
de los proyectos insignia de la administración de Felipe Calderón y el primer
gran proyecto de Pemex en tres décadas está prácticamente en el olvido.
Cuando Miguel
Ángel Osorio Chong era gobernador de Hidalgo (2005-2011) fue el más férreo
competidor por la sede de la nueva planta. En 2009 Pemex abrió la competencia
entre los estados de Veracruz, Guanajuato e Hidalgo por ganar el asiento para
la nueva refinería. Ese año, el mandatario estatal solicitó un endeudamiento
por mil 500 millones de pesos para la entidad con el objetivo de comprar los
terrenos donde se instalaría la planta a ejidatarios de la zona Tula-Tepeji. Después
de un largo y tortuoso proceso de selección entre varios polígonos de los tres
estados, Pemex eligió al predio adquirido en Hidalgo para ser la sede de la
refinería por considerarlo el más viable, pero el proyecto ha tenido una serie
de retrasos que en su momento el mismo Osorio Chong echó en cara airadamente y en
repetidas ocasiones a la administración calderonista [11].
Hoy, como
secretario de Gobernación, Osorio Chong no se ha pronunciado sobre el proyecto.
El presidente Enrique Peña Nieto ha hablado muy poco, casi nada, sobre la refinería
Bicentenario. Pemex insiste que el proyecto va en tiempo y forma, pero en el
predio elegido no hay señales de avance. Una refinería puede entrar en
operación a los cinco años de haberse tomado la decisión de construirla (en ese
lapso se puede terminar sin problemas la planificación y construcción), sin
embargo, a casi cuatro años de la entrega oficial del terreno a la paraestatal
por parte del gobierno hidalguense, la construcción ni siquiera ha iniciado. La
Bicentenario, que se manejó en un principio como un plan prioritario, hoy está
paralizada. ¿Por qué detener un proyecto que se consideraba urgente?
Ocampo Torrea
ha señalado también irregularidades en el sector eléctrico que han provocado
despilfarro e ineficiencia que repercuten en el sector petrolero. Dijo que en
2004 las plantas termoeléctricas se encontraban subutilizadas, operando sólo al
53% de su capacidad, a pesar de que el uso de combustóleo produce energía
eléctrica más barata que el gas natural en ciclo combinado. Tan sólo en el año
2004 se pudieron ahorrar, con el uso de combustóleo, 255 millones de dólares
sin inversión. Consideró que las reformas
a las leyes reglamentarias del artículo 27, han resultado en la destrucción de
la industria petroquímica y propiciado una peligrosa dependencia al gas natural
importado para la generación eléctrica.
En 2008, la
doctora en geología María Fernanda Campa Uranga, experta en el tema petrolero,
denunció la terrible corrupción, abandono y desmantelamiento que el gobierno
mexicano ha ejercido sobre Pemex. Durante los foros de discusión organizados
por el Senado de la República con motivo de la Reforma Energética presentada
por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, Campa habló fuerte y ‘sin pelos en
la lengua’ frente a los legisladores.
“La exploración
perforatoria ha sido desmembrada silenciosamente en Pemex desde hace 30 años,
lapso durante el cual se canceló la perforación por administración directa
hasta llegar a los ilegales contratos de servicios múltiples vigentes
promovidos por Calderón y sus socios en la Secretaría de Energía... Pemex ha
sido desmembrado y convertido en un mostrador de administración de contratos a
particulares vacío de proyectos exploratorios propios” [12],
acusó la geóloga.
“Uno se
entera de la pobreza de la exploración en los últimos lustros... nos
preguntamos desde cuándo se abandonó la tecnología y metodología propia que fue
tan eficiente antes del desmantelamiento de Pemex”, refirió.
Alertó que
durante el sexenio de Felipe Calderón ya se habían entregado contratos ilegales
a empresas extranjeras: “en la memoria de labores de marzo de 2008 se habla por
ejemplo de un número indeterminado de ‘convenios no comerciales’ de
colaboración con seis empresas petroleras trasnacionales, tres de los cuales se
firmaron en julio del 2007 con British Petroleum y una con la Chevron para
explorar aguas profundas del Golfo de México, quiero decir que nosotros estamos
debatiendo aquí pero el gobierno ya está otorgando contratos
anticonstitucionales e ilegales y parece que a nadie le importa”.
Entonces,
Campa también denunció la red de corrupción y las argucias legales que los
gobiernos del PAN aplicaron para entregar contratos inconstitucionales a
empresas privadas en la explotación de combustibles. Recordó que desde el 2006,
la reforma a la Ley Minera otorgó al Servicio Geológico Mexicano (SGM) las
asignaciones de fondos mineros para buscar gas con el objetivo de darle vuelta
a Pemex y al artículo 27 en cuestión de hidrocarburos.
Acusó a
Adrián Lajous Vargas, ex director de Pemex; y a Francisco Barnés Castro, ex
director del Instituto Mexicano del Petróleo, de tener intereses personales
para impulsar la privatización y así favorecer a empresas trasnacionales en las
que tienen inversiones. Detalló que Lajous Vargas es funcionario y accionista
de la empresa transnacional Schlumberger y que Barnés Castro es asesor de
Dupont. Acotó que la empresa Comesa, filial de Pemex, trabajaba con Schlumberger
en una proporción 60-40% de inversión para perforación, pero que ha recibido
valiosos contratos sin la licitación pública de ley y que muchos de ellos no
tuvieron éxito, como el caso de Chicontepec, que representó grandes pérdidas
para Pemex.
El acto más
reciente de desmantelamiento de Pemex ocurrió apenas el 30 de julio de este
2013, con la desincorporación del complejo petroquímico Pajaritos, en Veracruz,
para la empresa Mexichem [13],
propiedad de Antonio del Valle Ruiz, quien fuera expulsado de la banca con las
estatización de los 80, pero que posteriormente hiciera fortunas millonarias desde
los 90 gracias a las condiciones que el Estado mexicano ha propiciado para la
extracción de minerales a las empresas privadas. Con ventas superiores a 70 mil
millones de pesos y presencia en más de 30 países [14],
Mexichem ahora tiene la oportunidad de monopolizar la producción de etileno,
ácido muriático, ácido clorhídrico y, lo más lucrativo, cloruro de vinilo, un
compuesto utilizado en la fabricación de PVC. A pesar de que el gobierno
federal había insistido en que “no se venderá un tornillo” de Pemex, Del Valle
ya cuenta con el 60% de las acciones y de la capacidad de decisión sobre cualquier
acción del complejo [15].
En Pemex, la
corrupción ha sido la moneda de cambio por décadas. Sus altos funcionarios y
líderes sindicales han hecho de la paraestatal su fuente de fortunas millonarias,
robando con toda impunidad la riqueza que genera la empresa.
Casos de
corrupción sobran. Ahí está el famoso Pemexgate [16], en el que mil
100 millones de pesos de fondos provenientes del Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM) fueron indiscriminadamente
utilizados para apoyar la campaña presidencial del priista Francisco Labastida
Ochoa en 2000. En este caso, el actual senador por el PRI y líder del STPRM,
Carlos Romero Deschamps, jugó un papel clave en los desvíos, pero nunca se
ejerció acción penal alguna en su contra, por el contrario, su partido lo
premió con una curul vía plurinominal en la Cámara Alta para el periodo
2012-2018.
Pero el Pemexgate sólo es uno de los desfalcos
que ha protagonizado Romero Deschamps, se ha documentado que el líder petrolero
ha estado involucrado en al menos una docena de casos de corrupción que se han
traducido en desvíos que se estiman en más de 100 millones de dólares [17].
El dirigente
petrolero es conocido por llevar una vida de excesos que simplemente no puede
ser pagada con su ingreso oficial. Los autos de lujo y sus mansiones son su
sello. Sus hijos viven como reyes: en 2013 fueron puestos al descubierto los
numerosos viajes al extranjero que su hija Paulina realizaba en aviones privados,
visitando lugares de Europa y Asia [18].
También se
reveló que su hijo José Carlos Romero posee un Ferrari Enzo (con un costo de 2
millones de dólares) y un Lamborghini Aventador (con un costo de 508 mil
dólares, unos 6.2 millones de pesos) que estaciona en sus dos departamentos en
Miami con un costo de 7.5 millones de dólares [19].
En Pemex, la corrupción ha sido la moneda de cambio por décadas. Sus altos funcionarios y líderes sindicales han hecho de la paraestatal su fuente de fortunas millonarias, robando con toda impunidad la riqueza que genera la empresa. El actual senador por el PRI y líder del STPRM,
Carlos Romero Deschamps, es conocido por llevar una vida de excesos que
simplemente no puede ser pagada con su ingreso oficial. Ha sido protagonista de casos de corrupción como el Pemexgate, en el que mil 100 millones de pesos de fondos provenientes del Sindicato Petrolero fueron usados en la campaña presidencial de Francisco Labastida. También ha estado involucrado en al menos una docena de
casos de corrupción que se han traducido en desvíos que se estiman en más de
100 millones de dólares. (FOTOS: Especial)
Otros de los
casos de corrupción más sonados es el de los contratos de transportación que el
fallecido ex secretario de Gobernación durante el sexenio de Felipe Calderón
Hinojosa, Juan Camilo Muriño, otorgó en adjudicación directa para beneficiar a
su empresa familiar con base en España [20].
Estos
episodios son sólo la punta de un iceberg inmenso, de lo poco que sale a la luz
pública. Pemex sufre una red de corrupción interna que se traduce en pérdidas y
desvíos simplemente incuantificables, pero que se cifran en miles de millones
de pesos que deberían ser invertidos en el desarrollo de la empresa o en la
mejora del nivel de vida de la población, pero que terminan en los bolsillos de
altos funcionarios, empresarios y líderes charros.
Los
partidarios de la apertura de Pemex a empresas particulares hablan mucho de
“modernización” y de “participación de capital privado”, pero muy pocas veces hablan
de limpiar la corrupción al interior de la paraestatal, mejorar su
administración y rediseñar los esquemas de inversión propia. Es posible
consolidar a Pemex como una empresa pública eficiente sin la ayuda de capital
privado. No es que Pemex no genere ganancias, al contrario; el problema es que
no se ha administrado eficientemente, se ha sofocado, desmantelado y se ha
privilegiado la entrega de contratos y desincorporaciones a manos privadas.
Un disfraz para la
privatización
El gobierno
de Enrique Peña Nieto y la mayoría de los medios de comunicación en México usan
una estrategia discursiva para disfrazar la intención de privatizar Pemex con
el objetivo de que su propuesta sea bien vista por el grueso de la sociedad.
Los
partidarios de la apertura de la paraestatal al capital privado usan eufemismos
como “modernización”, “competitividad”, “actualización” o “contratación”, pero en
el momento en que dinero privado es inyectado a las actividades de una
paraestatal se convierte en privatización, aunque sea parcial, y así debe
llamársele.
Niegan una y
otra vez que se trate de una privatización, evaden el término y prefieren el
uso de frases de justificación como “hacer más eficiente a la empresa”, “en
busca del progreso”, “dejar a un lado esquemas del pasado” o “romper viejos
paradigmas”, pero la intención es clara: modificar la Constitución para abrir
Pemex a las manos privadas del extranjero.
En sus
declaraciones navegan entre la vaguedad y la indefinición para ocultar lo
obvio: los inversionistas siempre tendrán una ganancia directa de la empresa
donde depositaron su inversión y no se van a conformar con poco.
“Debemos
explorar los mecanismos que hagan posible ampliar la capacidad productiva de
Pemex a través de la participación del sector privado”, dijo Peña Nieto durante
su visita al Reino Unido en junio de este 2013. Parece como si hubiera ido al
extranjero sólo para avisar que estuvieran preparados y que la privatización se
daría pronto.
“Aquí quiero
dejarlo claramente señalado y subrayado: no se trata de privatizar. Algunos han
creído que la participación del sector privado es privatizar. Al contrario. Una
y otra vez he insistido y he declarado: el Estado seguirá siendo propietario,
dueño de los hidrocarburos del país, dueño del petróleo, pero necesitamos
ampliar su capacidad”, expresó el mandatario en el último día de su gira en Londres [21].
El 12 de
agosto de 2013, el presidente Enrique Peña Nieto confirmó su ánimo privatizador
y presentó su propuesta de Reforma Energética [22],
cuyo objetivo principal es la modificación del artículo 27 Constitucional para
eliminar la restricción incorporada en 1960, que impide al Estado la
utilización de contratos con empresas privadas en sus actividades petroleras.
Ahí está la clave.
La
modificación propuesta por Peña y el PRI abriría la puerta para imponer los
llamados “Contratos de
utilidad compartida”, que celebraría el Gobierno de la República con Pemex y/o
particulares, para exploración y extracción, así como los llamados “Permisos”
del gobierno de la República con Pemex y particulares para la refinación, petroquímica,
transporte y almacenamiento [23].
Al presentar
su iniciativa, Enrique Peña argumentó que el texto presentado rescataba
“palabra por palabra” las reformas realizadas por Lázaro Cárdenas en 1938 y
1940, donde originalmente no se prohibía la celebración de contratos con
particulares. Sin embargo, la posibilidad de contratos se cerró con la reforma
de 1960, modelo nacional que funcionó con éxito hasta que en la era neoliberal
se comenzó a desmantelar a Pemex. Escudado en un falso cardenismo, el presidente
Peña busca convencer al pueblo mexicano que regresar a la era de las compañías
privadas extranjeras para explotar el petróleo es lo mejor para el país.
Promete ampliar las utilidades de la paraestatal y bajar el costo de los
combustibles al interior del país, pero no presenta cifras, estadísticas o
detalles sobre los términos en los que se celebrarían los contratos con las
empresas privadas.
La iniciativa
peñista utiliza un juego retórico de doble filo: promete conservar la propiedad
y rectoría del petróleo para el Estado, pero le da manga ancha para celebrar
todo tipo de contratos con particulares en la exploración, extracción, refinación,
petroquímica, transporte y almacenamiento sin ninguna restricción.
La iniciativa de Reforma Energética del gobierno federal fue presentada por Enrique Peña Nieto el 12 de agosto de 2013. En ella se utiliza un juego retórico de doble filo: promete conservar la propiedad y rectoría del petróleo para el Estado, pero le da manga ancha para celebrar todo tipo de contratos con particulares en la exploración, extracción, refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento sin ninguna restricción. (FOTOS: Especial)
Si bien en la
reforma propuesta se establece que el Estado sigue siendo dueño del petróleo y
prohíbe las concesiones, abre el paso a los “contratos de utilidad compartida”
y “permisos de gobierno”, que se concederían a particulares a través de la Ley
Reglamentaria. En el párrafo sexto de la reforma al artículo 27 constitucional
se propone:
“… Tratándose del petróleo y de los
carburos de hidrógeno sólidos, líquidos
o gaseosos no se expedirán concesiones
y la Ley Reglamentaria respectiva
determinará la forma en que la Nación
llevará a cabo las explotaciones de
esos productos...”.
En otras palabras, se elimina la
restricción y se prepara el terreno para los contratos destinados a las
empresas privadas.
¿De qué sirve
que se establezca que la propiedad del petróleo seguirá en manos del Estado si
se otorga una buena parte de las ganancias a empresas privadas? Con esta propuesta se privatizarían las funciones de Pemex y la ganancia de la venta de petróleo.
Desde el
mismo día de la presentación de la reforma peñista, expertos alertaron sobre
sus riesgos. La idea central de los contratos de utilidad compartida es que Pemex
podrá fungir como socio en la extracción de petróleo, por ejemplo, o sólo como
contratante de un servicio a empresas privadas. Las utilidades del proyecto se
repartirán entre todos, según la doctora Miriam Grunstein, especialista en
temas energéticos y catedrática del Centro de Investigación y Docencia
Económicas AC (CIDE)[24].
El porcentaje
de la división de utilidades dependerá del contrato que se firme y sucederá
“pagando a la empresa contratada la recuperación de costos y un porcentaje de
las utilidades generadas por la venta del crudo”, dijo la especialista.
A pesar de lo
expuesto por Peña Nieto, la investigadora del CIDE aseguró que sí se compartirá
la renta petrolera, ya que las utilidades se reparten entre el Estado y el
contratista y usualmente para que el trato sea rentable para las empresas
privadas se les permite comprar o absorber parte de la producción.
El peligro de
estos contratos es enorme, pues la renta petrolera podría perderse ante la
voracidad de las empresas privadas. Es indiscutible que las compañías que
aportarían el capital de inversión en Pemex querrán forzosamente una ganancia
directa de la renta petrolera, eso es privatizar, aunque quieran disfrazarlo de
mil maneras. Las empresas privadas tendrían jugosos dividendos sobre un recurso
que no les pertenece, que es público, de todos los mexicanos.
La mentira detrás de las
transnacionales
Existe una
idea que juega un papel fundamental en el convencimiento de la apertura de
Pemex al sector privado: ‘México no es capaz de fortalecer su industria
petrolera por sí mismo, no tiene los recursos, y por eso debe recurrir a
empresas privadas extranjeras’. Mentira.
El país sí cuenta
el dinero necesario para que Pemex se fortalezca y adquiera la tecnología más
avanzada, para mejorar su infraestructura, para dejar de importar gasolina y
abaratar su precio al interior del país, para incrementar su capacidad de exploración,
extracción, refinación y exportación, todo ello sin recurrir a la inversión
privada.
Los gobiernos
del PRI y el PAN han desgastado a Pemex para tratar de convencer a la sociedad
de que es una empresa que ya no funciona, que se le está perdiendo y que es
mejor deshacerse de ella. Esa ha sido la idea básica de los gobiernos de
Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y ahora Peña.
El gobierno
federal usa un doble discurso: mientras que al interior del país se bombardea a la sociedad con noticias y
declaraciones alegando que la empresa se ha convertido en un problema y que ya
genera pérdidas [25], a las compañías privadas
que serían potenciales inversionistas se les muestra una empresa con un enorme
potencial de crecimiento económico y altamente eficiente [26].
Es falso que
Pemex no genere ganancias o sea una empresa ineficiente: hoy la paraestatal
está entre las 6 empresas petroleras más rentables del mundo, con ingresos por
más de 125 mil millones de dólares anuales. Petróleos Mexicanos es la empresa
número 34 del mundo, la 13 de América, la 2 de Latinoamérica y la 1 de México
en ingresos. Aun con su enorme carga fiscal, el saqueo y el abandono que sufre,
la paraestatal compite en rentabilidad y eficiencia con Exxon, Royal Dutch
Shell, Statoil, British Petroleum, Chevron y Petrobras. Es la primera empresa
petrolera en el mundo en margen antes de impuestos, la primera en margen de
operación y la segunda en margen bruto [27].
Es falso que Pemex no genere ganancias o sea una
empresa ineficiente: hoy la paraestatal está entre las 6 empresas petroleras
más rentables del mundo, con ingresos por más de 125 mil millones de dólares
anuales. Petróleos Mexicanos es la empresa número 34 del mundo, la 13 de
América, la 2 de Latinoamérica y la 1 de México en ingresos. Aun con su enorme
carga fiscal, el saqueo y el abandono que sufre, la paraestatal compite en rentabilidad
y eficiencia con Exxon, Royal Dutch Shell, Statoil, British Petroleum, Chevron
y Petrobras. Es la primera empresa petrolera en el mundo en margen antes de
impuestos, la primera en margen de operación y la segunda en margen bruto. (GRÁFICAS: Pemex)
Durante el año pasado, Pemex se ubicó como una de las empresas petroleras con los costos de exploración y producción más competitivos de la industria a nivel global. Los costos de producción de Pemex en 2012 se ubicaron en alrededor de 6.12 dólares por barril, por debajo de lo que invierten muchas empresas privadas y públicas en el mundo como Total (6.57 dólares), Statoil (7.19), Exxon (9.45), Conoco (9.70), British Petroleum (10.08), Eni (10.86), Shell (11.0), Petrobras (12.89) y Chevron (13.98 dólares por barril). Los costos de exploración y desarrollo se ubicaron en 16.13 dólares por barril, contra los 18.71 dólares de la italiana Eni, la privada estadunidense Chevron (21.47) y la estatal noruega Statoil, con 27.99 dólares por barril [28].
Tan sólo en el primer semestre del 2013, Pemex registró un superávit de 10 mil 349 millones de dólares, en flujo de efectivo, en su balanza comercial de petróleo crudo, petrolíferos, petroquímicos y gas natural [29].
Durante el 2012, Pemex se ubicó como una de
las empresas petroleras con los costos de exploración y producción más
competitivos de la industria a nivel global. Los costos de producción de Pemex en
2012 se ubicaron en alrededor de 6.12 dólares por barril, por debajo de lo que
invierten muchas empresas privadas y públicas en el mundo como Total (6.57
dólares), Statoil (7.19), Exxon (9.45), Conoco (9.70), British Petroleum
(10.08), Eni (10.86), Shell (11.0) y con Petrobras (12.89) con todo y su inversión privada. (GRÁFICA: Pemex)
Resulta
plausible que la paraestatal pueda arrojar tan buenas cifras aun con la carga
de tantas problemáticas e irregularidades en su operación. La buena noticia es
que todas estas problemáticas pueden solucionarse con ajustes presupuestales,
planes de reinversión y saneamiento de la empresa, sin la necesidad de recurrir
a la iniciativa privada.
Pemex está
sometido a un peso fiscal que no le permite invertir en la mejora de sus
sistemas y en la exploración de nuevos yacimientos. La paraestatal paga el 67.4%
de sus ventas totales en impuestos [30]. Es
la tasa más alta del mundo. Ni siquiera los países que han logrado un gran desarrollo
como producto de su renta petrolera imponen una carga fiscal tan elevada a su
empresa nacional de petróleo. Venezuela tiene un impuesto petrolero del 39.9%,
Noruega del 19% y Colombia del 11%. Una equilibrada redefinición de la carga
fiscal de Pemex le permitiría disponer de mayores recursos para fortalecerse por sí misma sin
desestabilizar el presupuesto nacional.
México debe
acabar con los privilegios fiscales de las grandes empresas para redistribuir
la riqueza y reasignar recursos a todos los sectores, especialmente al
petrolero para multiplicar la renta.
Mientras la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) cobra a Pemex un alto
porcentaje de impuestos, ha devuelto la exorbitante cantidad de un billón 641
mil 400 millones de pesos de impuestos a un reducido grupo de grandes empresas privadas
en el periodo 2000-2011 [31]. Con
esa colosal e impresionante cifra pudieron haberse construido, por ejemplo, 111
refinerías, aunque sólo se necesiten de cuatro a seis.
En 2007, las 22
grandes firmas que operan en el país obtuvieron ingresos por más de un billón
600 mil millones de pesos, pero sólo destinaron el 4.4% a impuestos gracias a
las facilidades que ofrece Hacienda. En 2012, mientras que la petrolera
mexicana pagó 67.4% de sus ingresos en impuestos, América Móvil, de Carlos Slim
Helú, pagó 6%; Fomento Económico Mexicano, 3.3% y Walmart de México, 2.3 por
ciento [32].
Unos de los
casos más recientes de condonaciones multimillonarias por parte de Hacienda
ocurrió con Televisa, empresa a la que perdonó el cobro de 3 mil 334 millones
de pesos de adeudo de un crédito fiscal [33]. La
televisora de Emilio Azcárraga Jean utilizó un recurso legal que le permitió
solicitar un préstamo millonario para luego no devolverlo. Sangró al erario
miles de millones sólo porque la ley lo permite.
Estos son
sólo algunos de los casos en los que las grandes empresas se salen con la suya
y se embolsan miles de millones en evasión de impuestos porque las leyes
fiscales así lo toleran. Urge cambiar ese esquema.
Mientras Hacienda cobra a Pemex el 67.4% de sus ventas totales de impuestos, ha devuelto la exorbitante cantidad de un billón 641
mil 400 millones de pesos de impuestos a un reducido grupo de grandes empresas privadas
en el periodo 2000-2011. Con
esa colosal e impresionante cifra pudieron haberse construido, por ejemplo, 111
refinerías, aunque sólo se necesiten de cuatro a seis. Tan solo en 2017, las 22 grandes firmas que operan en el
país obtuvieron ingresos por más de un billón 600 mil millones de pesos, pero
sólo destinaron el 4.4% a impuestos gracias a las facilidades que ofrece
la SHCP. Este esquema debe cambiar. (FOTO: Getty Image)
Hacienda prefiere la exportación de crudo porque recibe de manera
directa el dinero de las ventas de Pemex. La SHCP usa de manera discrecional no
sólo los recursos presupuestados de las ventas de crudo, también los excedentes
petroleros que casi siempre se producen. Los excedentes son uno de los recursos
que se pueden utilizar para el fortalecimiento del sector petrolero. Por
ejemplo, si la Cámara de Diputados calcula en el presupuesto anual un precio a
la baja de 70 dólares por barril, pero en la realidad se vende en 80 dólares en
promedio, habría diez dólares de excedente por barril. En este escenario
(aunque conservador, porque el precio actual del barril asciende en promedio a
100 dólares), con la venta de 2.5 millones de barriles diarios se generarían
aproximadamente 25 millones de dólares diarios, casi 10 mil millones de dólares
anuales, de excedente que no estaban contemplados en el presupuesto, por lo que
una parte se podría destinar a la reinversión en el sector sin desestabilizar
el gasto público.
El país
cuenta con más de 163 mil millones de dólares en las reservas del Banco de
México [34],
cantidad mayor a la reserva con la que cuentan hoy muchas potencias mundiales,
incluyendo a Estados Unidos. Parte de ese dinero puede utilizarse para
fortalecer a Pemex sin poner en riesgo la economía nacional y sin desfondar la
reserva.
Como ya se
refirió, es necesaria una limpieza profunda de la corrupción al interior de la
paraestatal, es incuantificable el dinero perdido por los desfalcos, pero se
puede medir en miles de millones de pesos que deben de quedarse para la mejora
de la empresa o la inversión pública.
Si se siguen
estas estrategias se podría financiar sin problemas el fortalecimiento de la
infraestructura y así aumentar notablemente la capacidad de exploración, extracción
y refinación sin recurrir a la inversión privada. Y si la renta petrolera
aumenta, es posible que el costo al público de las gasolinas disminuya al
interior del país. Con un aumento de la renta petrolera también se podrían
disponer de más recursos para el presupuesto nacional. Dinero hay, sólo hay que
saber invertirlo.
Pemex estima
que se requieren 120 mil millones de dólares para producir un millón de
barriles diarios de petróleo en aguas profundas del Golfo de México en los
siguientes 15 años [35]. Esta
cantidad, aunque enorme, es menor a la suma de los impuestos perdonados por
Hacienda durante los dos sexenios panistas a las grandes empresas privadas que
operan en México. Además, la cantidad estimada para llevar a cabo tal
extracción profunda pudiera ser mucho menor porque está calculada tomando en
cuenta los criterios especulativos de EU.
Otro de los
mitos recurrentes es que Pemex no tiene experiencia en aguas profundas, lo cual
es falso. Desde 2004 se han excavado al menos seis pozos en aguas profundas del
Golfo De México con honduras de entre 500 y mil metros, pero ninguno de ellos
ha sido desarrollado, por lo que en ninguno había producción hasta 2008 [36].
¿Por qué detener proyectos extractivos que tienen reservas comprobadas como
producto de una exitosa excavación en aguas profundas?
Es cierto que
México no cuenta con la tecnología para poner a Pemex a la vanguardia en todos
sus sectores, pero para ello se podría solicitar una transferencia de
tecnología a un costo relativamente bajo sin abrir la paraestatal al capital
privado y conservando el 100% del control del petróleo.
El mapa mundial: no van
por Pemex, van por el petróleo
La discusión
sobre la aceptación de recursos privados en Pemex no sólo debe de verse desde
un contexto local, también desde el panorama internacional. El tablero de juego
es el mundo. Más que estar interesados en Pemex como empresa, las corporativos
extranjeros tienen la mira puesta el control del petróleo mexicano. Como
recurso estratégico, el petróleo juega un papel protagónico para sostener el
poderío de las empresas transnacionales y las grandes potencias mundiales.
En 2007,
Pemex produjo 3.1 millones de barriles diarios. Durante el primer mes del 2013,
obtuvo de sus campos terrestres y marinos un promedio de producción de petróleo
crudo de 2 millones 562 mil barriles por día, volumen 1.6% mayor al obtenido en
enero de 2012 [37]. Es decir, en la
actualidad la paraestatal es capaz de producir sin problemas entre 2.5 y 3
millones de barriles de petróleo crudo al día.
Pemex es el cuarto
productor de crudo en el mundo y está evaluada como la décimo primer compañía
integrada a nivel mundial. Es la empresa petrolera número 13 en el mundo en
reservas de crudo y la 14 en ingresos anuales, una posición privilegiada considerando
que hay más de 200 empresas petroleras en el mundo y el crecimiento orgánico de
la empresa. También ostenta el tercer puesto en exportaciones a EU[38].
Pemex ha
estimado que de un total de 54 mil millones de barriles de petróleo crudo
equivalente de recursos prospectivos (potenciales) que tiene el país, el 55% o
cerca de 30 mil millones de barriles de crudo equivalente, se localizan en aguas
profundas [39].
Ése es el enorme
valor que tiene el petróleo mexicano. Cifras impactantes que vuelven a Pemex un
claro objetivo de las potencias extranjeras y las compañías transnacionales.
Hay que
enfatizar que la valía del oro negro mexicano podría ser aún mucho mayor si se
descubren nuevos yacimientos. Además, las reservas comprobadas aumentarán su
valor en unos cuantos lustros, cuando comience a escasear el recurso a nivel
mundial [40]. Error
mayúsculo sería dejar que manos privadas se apoderen de esta gran riqueza cuyo
valor tiende al alza por su inminente situación de escasez internacional.
Entregar hoy el control del petróleo a compañías privadas sería vender muy barato
un recurso que será muy caro en un futuro cercano.
Pemex es el cuarto productor de crudo en el mundo y
está evaluada como la décimo primer compañía integrada a nivel mundial. Es la
empresa petrolera número 13 en el mundo en reservas de crudo y la 14 en
ingresos anuales, una posición privilegiada considerando que hay más de 200
empresas petroleras en el mundo y el crecimiento orgánico de la empresa. Además,
las reservas comprobadas aumentarán su valor en unos cuantos lustros, cuando
comience a escasear el recurso a nivel mundial. Error
mayúsculo sería dejar que manos privadas se apoderen de esta gran riqueza cuyo
valor tiende al alza por su inminente situación de escasez internacional.
Entregar hoy el control del petróleo a compañías privadas sería vender muy barato
un recurso que será muy caro en un futuro cercano. (GRÁFICA: Pemex)
Para su transporte
y producción industrial diaria internos, México consume en promedio 1.9
millones de barriles de petróleo al día, mientras que Estados Unidos necesita
de más de 20 millones de barriles diarios para sostenerse [41].
Pemex le vende a EU más de un millón de barriles diarios [42].
Para su transporte y producción industrial diaria
internos, México consume en promedio 1.9 millones de barriles de petróleo al
día, mientras que Estados Unidos necesita de más de 20 millones de barriles
diarios para sostenerse. (GRÁFICA: CIA-World Factbook 2007)
Nuestros
vecinos del norte han multiplicado exponencialmente su necesidad energética en
las últimas décadas, hoy consumen más de una cuarta parte de todo el petróleo
del mundo. De 1999 a 2002, EU quintuplicó su consumo de petróleo hasta llegar a
22 millones de barriles diarios, de los cuales necesita importar más de 12
millones. Además, se estima que sus reservas petroleras tienen una vida menor a
15 años, por lo que es prioritario para ellos expandir el control del petróleo
fuera de sus fronteras [43].
Para el 2025
se calcula que EU consuma 30 millones de barriles diarios, para lo cual tendrá
que importar más de 20 millones de barriles; su dependencia del petróleo
importado pasará del 55% al 70% [44].
EU ha multiplicado exponencialmente su necesidad energética en las últimas décadas, hoy consumen más de una cuarta parte de todo el petróleo del mundo. De 1999 a 2002, EU quintuplicó su consumo de petróleo hasta llegar a 22 millones de barriles diarios, de los cuales necesita importar más de 12 millones. Pemex le vende a EU más de un millón de barriles diarios. (GRÁFICAS: Especial y NGOILGAS.COM)
¿Quién depende
más del petróleo para mantener su ritmo de vida y desarrollo? EU y otros países
desarrollados en Europa necesitan todo el petróleo que puedan conseguir y la
privatización es el camino para arrebatárselo a países como México, donde la
intervención bélica sería inaceptable por la comunidad internacional. La
estrategia es apoderarse del petróleo “por las buenas”, a través de reformas
constitucionales que suelen ser paulatinas, pero igualmente depredadoras.
Se estima que las reservas petroleras de EU tienen una vida menor a 15 años, por lo que es prioritario para ellos expandir el control del petróleo fuera de sus fronteras. Para el 2025 se calcula que EU consuma 30 millones de barriles diarios, para lo cual tendrá que importar más de 20 millones de barriles; su dependencia del petróleo importado pasará del 55% al 70%. EU y otros países desarrollados en Europa necesitan todo el petróleo que puedan conseguir y la privatización es el camino para arrebatárselo a países como México, donde la intervención bélica sería inaceptable por la comunidad internacional. La estrategia es apoderarse del petróleo “por las buenas”, a través de reformas constitucionales que suelen ser paulatinas, pero igualmente depredadoras. (GRÁFICA: The Association for the Study of Peak Oil and Gas, ASPO)
El gobierno
estadounidense, organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE) y las grandes petroleras como Shell, Chevron, Texaco y Exxon,
quieren que Pemex se abra a la inversión privada en lugar de que se fortalezca
con recursos propios porque quieren tomar el control y la ganancia del petróleo
crudo del país.
Desde que el
presidente Lázaro Cárdenas expropió el petróleo en 1938, las transnacionales
han luchado para volverse a apoderar de él de una u otra forma. Una
modificación al artículo 27 representaría una contrarreforma, un retroceso en
la soberanía nacional.
Desde que el
presidente Lázaro Cárdenas expropió el petróleo en 1938, las transnacionales
han luchado para volverse a apoderar de él de una u otra forma. Una
modificación al artículo 27 representaría una contrarreforma, un retroceso en
la soberanía nacional. Las grandes petroleras como Shell, Chevron, Texaco y Exxon, quieren que Pemex se abra a la inversión privada en lugar de que se fortalezca con recursos propios porque quieren tomar el control y la ganancia del petróleo crudo del país. (FOTOS: Especial)
¿México necesita incrementar su producción de petróleo?
Habría que detenerse a analizar diversas variables antes de dar una respuesta.
Construyendo las plantas necesarias para refinar los combustibles dentro el
país, México no necesitaría producir más petróleo del que actualmente produce
para su consumo interno, pues con los 2.5 millones de barriles que actualmente
se extraen al día se podría satisfacer la demanda interna de 1.9 millones de
barriles diarios y le sobraría aún para exportar.
El aumento de la producción petrolera en México sólo tiene
sentido si su objetivo es incrementar la exportación de crudo para elevar la
renta. Pero antes de optar por un aumento desmedido de la producción hay que
tomar en cuenta que se trata de un recurso no renovable, por lo tanto es
imprescindible manejarlo de forma racional y limitada.
No se debe perder de vista que el país tiene dos razones muy
importantes por las que le conviene racionalizar su producción de petróleo. La
primera razón es ecológica y económica. Siendo el petróleo un agente altamente
contaminante que interviene en el efecto invernadero que provoca el
calentamiento global, se debe de reducir su impacto con la generación de
energías limpias y renovables. Si México desarrolla una transición energética reduciría
su consumo interno de petróleo, por lo que se necesitaría de menos barriles por
día, se haría menos daño al ambiente y habría más crudo disponible para
exportar.
La segunda razón por la que al país le conviene racionalizar
su producción de petróleo es económica y geopolítica. México puede aprovechar
la inminente escasez de petróleo que vivirá el mundo en unos lustros si no
sobreexplota sus yacimientos. El petróleo incrementará aún más su precio en los
años por venir y México puede ser de las últimas naciones que cuenten con el
recurso. Eso colocaría al país en una posición privilegiada en el plano
internacional.
A futuro, mediante una política de racionalización, se
podría lograr un sano equilibrio que permita un aumento controlado de la
producción para elevar la renta sin
sobreexplotar yacimientos.
México exporta menos barriles que hace 9 años, pero recibe
más dinero. En 2004 se exportaron casi 1.9 millones de barriles diarios, contra
1.1 de 2013. La venta de crudo a EU pasó de 1.5 millones de barriles diarios a
950 mil barriles diarios. A pesar de esta disminución en el número de barriles
exportados, Pemex recibió 21 mil 258 millones de dólares en 2004 y 46 mil 788
millones de dólares en 2012 por exportación de crudo. Incrementar la producción de Pemex no es una prioridad de México, es una necesidad urgente de EU.
María
Fernanda Campa también acusó en 2008 que “la producción petrolera impuesta a
Pemex no tiene nada que ver con las necesidades de México, sino con las de
Estados Unidos”.
“El petróleo
prospectivo, o sea las reservas potenciales es estratégico, es declaradamente
de seguridad nacional norteamericana, pero los gobiernos de México, en los
últimos 30 años han sido voceros y representantes de esos intereses y no de los
más de 100 millones de mexicanos que somos los dueños del subsuelo y sus
riquezas”, señaló la geóloga.
“Las reservas
probables de Pemex se estiman hoy en día en con base a los lineamientos
emitidos por la Security of Exchange Commission de los EU, las reservas
probables y posibles están alineadas a las definiciones emitidas por la Society
of Petroleum Engineers y la American Association of Petroleum Geologists desde
Houston, Texas, ¿y las asociaciones mexicanas de ingenieros petroleros e
ingenieros geólogos qué opinamos? que a lo largo de este periodo que menciono
(35 años) esa política de uso perverso de Pemex se está agotando, pero la
reforma de Calderón y sus socios insiste tercamente en continuarla a pesar del
fracaso de sus resultados en la actualidad. Se ha demostrado que los montos de
reservas estimadas depende de los métodos utilizados para calcularlas y en este
terreno también existe un comercio artificial o especulativo, de tal manera que
pasamos del método mexicano coherentemente aplicado hasta fines de los años 70,
a la estimación de los bancos norteamericanos a en los años 80. Durante este
lapso suben y bajan las reservas en miles de millones de barriles... el índice
de producción y reserva en años es solamente un indicador para acelerar la
producción o no, pero ahora se está usando para asustar a los mexicanos por la
ignorancia. Simplemente con elevar la perforación de pozos de exploración
sustancialmente, Pemex elevaría sus reservas sin lugar a dudas, pero las
empresas transnacionales, con el apoyo de sus gobiernos, quieren los contratos
de perforación, producción y distribución en sus manos con el propósito de
dotar al insaciable mercado norteamericano y europeo”, argumentó Campa.
Durante los
gobiernos de Fox y Calderón se manejó también la idea de privatizar Pemex, el
segundo presentó en 2008 una propuesta de Reforma Energética muy similar a la
ahora planteada por el gobierno priista, pero durante el calderonato el PRI se
opuso a cualquier modificación constitucional que privatizara a la paraestatal.
¿Por qué ahora Peña Nieto están tan apurado en privatizar? Tal vez porque ahora
el PRI está en el gobierno y se llevaría una jugosa ganancia en el remate del
petróleo al extranjero.
Con una
eventual apertura de Pemex al dinero extranjero se abriría también la oportunidad
al control del oro negro por parte de las grandes corporaciones internacionales.
Aunque Peña Nieto insiste en que en su propuesta el Estado conservaría la
rectoría y posesión del petróleo, de cualquier forma las empresas participantes
se llevarían jugosas ganancias del crudo del subsuelo mexicano, además, esta
reforma podría ser la primera de otras que vayan más lejos y que tienen como
meta final arrebatar a México el control de su petróleo.
Se corre un
alto riesgo de que el Estado mexicano pierda el control de la administración y
explotación económica del petróleo una vez extraído. Las empresas privadas
podrían exportar el petróleo mexicano o instalar refinerías dentro del
territorio mexicano, trayendo competencia desleal al interior del país y una
merma sustancial en las ganancias de la paraestatal, lo que tendría un impacto
directo en el presupuesto nacional, tumbando los proyectos de desarrollo.
Ante una
eventual privatización del petróleo, ya sea parcial o total, el país ya no
dispondría de la totalidad de la renta petrolera, por lo que el vacío dejado en
las finanzas públicas provocaría un efecto catastrófico para la economía
nacional. La única manera en la que se podría llenar ese vacío de manera
inmediata sería a través de una importante alza en los impuestos. No es
coincidencia que de la mano de la Reforma Energética venga la Reforma
Hacendaria, donde se prevé un fuerte aumento del IVA y su generalización a
alimentos y medicinas, política sumamente regresiva que sólo afectaría a los
más pobres.
México va en
dirección contraria a la tendencia de otros países a estatizar su petróleo. A diferencia
de países como Rusia, Noruega, Argentina y Venezuela, que han entendido la
importancia estratégica del petróleo para su soberanía [45],
parece que en México hay una urgencia por parte de su gobierno para meter a empresas
extranjeras en su petróleo con el gran riesgo de perder su independencia
energética y económica.
El espejismo de la
privatización
Otra de las
ideas que se buscan implantar entre la sociedad es que el servicio y el
redimiendo de una empresa mejora cuando pasa de ser estatal a privada. La
experiencia en México nos dice lo contrario.
Desde el
sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado la política económica en México ha
tenido un profundo perfil neoliberal, en la que se dan todas las garantías a
los grandes empresarios y se deja desprotegida a la gran mayoría de la
población ante los abusos de los capitalistas.
A partir de
1988 comenzó una política de privatización de las empresas estatales que tuvo
su época más salvaje en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), periodo
en el que se privatizaron más del 90% de las mil 150 empresas estatales [46]. Con
el argumento de que se debía reducir el gasto gubernamental, la mayoría de esas
empresas del Estado fueron vendidas por un precio muchísimo menor a su valor
real a empresarios que hoy destacan en las listas de los más ricos del mundo.
Sin embargo, los servicios de estas empresas se han caracterizado por su
ineficiencia y abusos contra el consumidor.
Casos
icónicos no faltan. Ahí está Telmex, vendida a Carlos Slim Helú en 1991, la
pieza clave para que este empresario se convirtiera a la postre en el hombre
más rico del mundo. La empresa telefónica dominante en México es siempre blanco
de críticas por sus prácticas desleales, mal servicio, abusos en sus tarifas y
por su retraso tecnológico con respecto a otras telefónicas del mundo.
Está el caso
de TV Azteca. Salinas de Gortari vendió Imevisión en 1993 a Ricardo Salinas
Pliego, que la convirtió en Azteca S.A, que hoy es la segunda cadena de
televisión más importante del país, pero cuya programación es de pésima calidad
en producción y contenidos.
La
privatización de la banca es una de las más famosas y que más daño le ha hecho
al país. Hoy los bancos en México dan un pésimo servicio, cobran las tasas de
interés más altas del mundo [47] y ofrecen
un bajo rendimiento en el ahorro. El caso de Banamex es de los más
representativos. Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú (primo de Carlos Slim)
compraron el Banco Nacional de México al gobierno de Salinas en 1992. Luego Harp
Helú ganó millones de dólares en 2001 cuando Citigroup compró Banamex. Sin
embargo, este banco ofrece un servicio que usualmente causa descontento entre
los usuarios. Altas tasas de interés en los préstamos y cobros por
trasferencias que nunca fueron realizadas son algunas de las perlas del llamado
“Banco Nacional de México”, aunque sea de extranjeros.
Al final del
sexenio de Salinas de Gortari, la gran mayoría de las empresas estatales ya
habían sido desmanteladas y malbaratadas. El Estado quedó desnudo, vulnerable y
para colmo no se logró contener la crisis económica de 1994, la más dura de los
últimos 40 años [48]. El error de diciembre dejó a millones de mexicanos en la pobreza.
La
privatización de los bancos nacionales potencializó la catástrofe del Fondo
Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) en 1998, cuando el gobierno de
Ernesto Zedillo Ponce de León, ante el temor de una nueva crisis, convirtió en
deuda pública los pasivos de los fondos que sirvieron para rescatar a los
bancos privados y cuyo monto ascendió a 552 mil millones de pesos de entonces [49]. Zedillo
respetó con obediencia la máxima de la economía neoliberal de ‘socializar las
pérdidas y privatizar las ganancias’. El rescate del Fobaproa es una pesada
losa que se tendrán que seguir pagando nuestros hijos y los hijos de nuestros
hijos.
A partir de 1988 comenzó una política de
privatización de las empresas estatales que tuvo su época más salvaje en el
gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), periodo en el que se
privatizaron más del 90% de las mil 150 empresas estatales. El argumento privatizador siempre ha sido el mismo:
mejor servicio, más empleo y fortalecimiento de la economía nacional; pero el
resultado siempre ha sido lo contrario: ni mejor servicio, ni más empleo; sólo más
riqueza para los que más ricos y más pobreza para los más pobres. (FOTOS: Especial/Cuartoscuro)
También en
1998 el gobierno de Zedillo privatizó la administración de varias plantas
eléctricas y el control de 32 aeropuertos mexicanos. La constante, un servicio
deficiente.
En 1997,
Zedillo también privatizó Satélites Mexicanos (Satmex) [50],
ahora proveedor de comunicaciones satelitales líder en América Latina que opera
los satélites mexicanos Solidaridad II, Satmex 5 y Satmex 6.
La historia
no ha sido diferente en el sector minero y de transporte. Altos Hornos de
México fue privatizada en 1991, mientras que Ferrocarriles Nacionales de México
(Ferronales) fue puesta en liquidación por Vicente Fox Quesada, tras la
desincorporación del Sistema Ferroviario Mexicano iniciada por Zedillo en 1997.
Empeñados en
engordar aún más las fortunas de los multimillonarios, los partidarios de la
privatización no se han dado cuenta que la desigualdad social no es sustentable, que
la pobreza de las mayorías que ha generado el modelo neoliberal no se puede
revertir con más neoliberalismo.
¿Qué ha
ganado realmente el grueso de la población mexicana con la privatización de sus
empresas de sectores estratégicos? El argumento privatizador siempre ha sido el
mismo: modernización, mejor servicio, precios más baratos, más empleo y fortalecimiento de la economía nacional;
pero el resultado siempre ha sido lo contrario: retraso tecnológico, pésimo servicio, aumento de precios, despidos y desempleo, sólo más riqueza para los más ricos y más pobreza para los más pobres; un
atroz debilitamiento del Estado y de la soberanía nacional frente a la
fortaleza de las grandes empresas privadas locales y extranjeras.
La
privatización en México no ha representado una mejora en los servicios para el
usuario ni un beneficio para el desarrollo social, por el contrario,
empresas que fortalecían las finanzas del Estado han sido vendidas
indiscriminadamente para enriquecer a unos cuantos empresarios. ¿Por qué con el
petróleo debería de ser diferente?
Ingenuo sería
pensar que a los potenciales inversionistas de Pemex les interesa el bienestar
de la sociedad mexicana.
España ha
pasado por un periodo privatizador muy similar al de México. De 1996 a la fecha
fueron rematadas al sector privado unas 50 empresas estatales, entre las que se
encuentran las principales compañías de sectores de gran importancia en la
economía ibérica, como electricidad, gas, petróleo, transporte aéreo, marítimo
y por carretera, telecomunicaciones, aeronáutica, siderurgia [51]. Los
ganadores fueron los de siempre: los grandes empresarios. Hoy España vive la
crisis económica más fuerte de su historia moderna, millones de ciudadanos
luchan por sobrevivir. Mientras un grupo muy reducido de millonarios sigue
haciéndose rico, la mayoría no tiene sustento.
El caso de
Petróleo Brasileiro SA (Petrobras) ha sido uno de los ejemplos más icónicos de
cómo un país no se beneficia como esperaba con la apertura de su empresa
petrolera estatal al capital privado.
Durante el
mandato de Fernando Henrique Cardoso, la empresa petrolera nacional se abrió al
dinero extranjero privado, pero lejos de que esto resultara un beneficio para
el pueblo de Brasil, el país ha perdido miles de millones en ganancias de su
petróleo.
Durante su
visitas a México en 2008 y 2013, Fernando Siqueira, vicepresidente de la
Asociación de Ingenieros de Petrobras, alertó a nuestro país para que no siga
el ejemplo Brasil y evite permitir el ingreso de dinero privado a Pemex. Comentó
que Brasil perdió parte de su patrimonio y la compañía Petrobras se devaluó en
materia petrolera, lo que convierte en “un mito” el éxito de la apertura de
Brasil a la iniciativa privada en esta materia [52].
El ingeniero
explicó que tras la privatización parcial del sector petrolero de Brasil, el
país –que antes de las reformas tenía el 100% de la propiedad del petróleo–,
perdió más del 55% de su renta petrolera en las extracciones posteriores, pues
los cambios constitucionales que se implementaron permitieron a las empresas
transnacionales quedarse con una parte mayoritaria de las ganancias del crudo
extraído.
“Uno de los
mitos es que el cambio de la ley fue bueno para Brasil y para Petrobras. La
realidad es que fue malo para Petrobras y pésimo para Brasil... se abrieron licitaciones de lotes
de producción de petróleo para empresas extranjeras y no invirtieron nada, no
exploraron ningún área... La empresas explotan y se tornan propietarios del
petróleo, esto es gravísimo porque en todo el mundo los productores se quedan
con el 84% del producto de la exportación, el gobierno de Brasil se queda sólo
con entre el 10 y el 45%”, refirió.
Siqueira señaló
que en Brasil se hicieron reformas constitucionales y leyes secundarias
regulatorias muy similares a las que se proponen hoy en México. Explicó que en
su país se maneja una figura de “concesión” que contraviene la misma
constitución brasileña al establecer que quien produce es propietario del
petróleo y lo puede exportar. A través de la Agencia Nacional del Petróleo (que
se creó como parte de las reformas) se otorgan las concesiones a pesar de que
en la misma constitución se establece que el petróleo y su renta son propiedad
de la nación.
Añadió que la
petrolera brasileña “pasó a ser controlada por leyes norteamericanas voraces,
que fueron hechas después de la quiebra de compañías importantes de Estados
Unidos, entonces Petrobras perdió su independencia nacional e internacional”.
El analista detalló
que Petrobras ahora tiene que hacer sus planeaciones con la opinión de los
accionistas extranjeros. “Pasamos a tener interferencia de accionistas
extranjeros en nuestra producción más estratégica para el país, que es petróleo”.
“La propiedad
cayó en 32%, Lula recompró algunas acciones para el Estado brasileño y ahora tiene el 48%. Estados Unidos tiene 31%, el
resto bancos privados brasileños”.
Consideró que
“los mexicanos tienen que pensar mucho sobre la apertura de Pemex a las
compañías privadas, principalmente internacionales, porque una vez que se abre
no se tiene más el control”.
“No es
necesario para Pemex que entren compañías extranjeras, no hay necesidad... La
apertura tiende a crecer cada vez más, las compañías son muy poderosas,
presionan a la prensa, presionan a la sociedad, presionan de tal forma que es
difícil controlarlas, aunque esta apertura sea gradual, no tiene control”,
advirtió.
Acotó que México
puede adquirir la tecnología para extraer el crudo de aguas profundas sin la
necesidad de privatizar el sector. Insistió en que es errónea la idea de que es
muy complejo extraer petróleo de aguas profundas y que en realidad es un
proceso sencillo. Manifestó que los equipos se pueden adquirir con relativa
facilidad y a un costo razonable en relación con la ganancia que se puede
obtener. También dijo que es posible un intercambio tecnológico para traer el equipo
necesario, aseguró que la misma Petrobras podría intercambiar tecnología con
Pemex para llegar a sus aguas profundas.
“En
aguas profundas ustedes tienen tres
cuellos de botella tecnológicos, la perforación, los equipos de completación
submarina y la línea flexible, que va desde el equipo hasta los buques
petróleos, todas esas tecnologías son hechas por compañías independientes y se pueden comprar”.
“No es
difícil llegar a aguas profundas. Es fácil, no hay ninguna dificultad, ya
existe la tecnología para cavar pozos y líneas flexibles que se venden para
elevar el producto a la plataforma, toda la tecnología está disponible en el
mundo, sólo se necesita un producto básico que se puede comprar o incluso se
puede intercambiar tecnología con Petrobras”.
Una de las
razones de las movilizaciones de protesta ciudadana en que se desarrollaron en
Brasil en junio pasado, (en medio de la celebración de la Copa Confederaciones
de la FIFA), aunado al derroche en la realización de eventos deportivos, es la
del alza del precio de los combustibles. La privatización no ha traído
beneficios reales para la población brasileña, al contrario, el costo de las
gasolinas ha aumentado desmesuradamente [53].
Las empresas
privadas no garantizan una alta eficiencia. A nivel internacional, el caso más
reciente de negligencia se dio en 2010, con el derrame petrolero en el Golfo de
México provocado por la compañía inglesa British Petroleum, que causó
gravísimos e irreparables daños al ecosistema del lugar [54].
Las empresas privadas no garantizan una alta
eficiencia. A nivel internacional, el caso más reciente de negligencia se dio en
2010, con el derrame petrolero en el Golfo de México provocado por la compañía
inglesa British Petroleum, que causó gravísimos e irreparables daños al
ecosistema del lugar. (FOTO: Especial)
Abandonar la
dependencia, no al petróleo
Es obvio que
el país depende de la renta petrolera. En México es urgente comenzar una
estrategia periódica para que su economía deje de depender centralmente del
petróleo, pero eso no significa que se deba de renunciar a los beneficios
económicos que aporta el crudo en la actualidad entregando las ganancias a
empresas privadas, por el contrario, se deben de utilizar para impulsar al país
en la mejora de la educación, el fortalecimiento de sus finanzas y el combate
de la desigualdad social.
Con el
impulso de la renta petrolera México puede pasar de ser un país que sólo
produce materias primas a ser creador de tecnologías, que pase de ser una nación
con un 60% de su población en clase baja [55] a
ser un país más justo.
El objetivo
también debe ser la conversión periódica hacia el uso de energías renovables y
ecológicas que puedan ser patrocinadas por el propio Pemex.
Las
investigaciones para el desarrollo de energías limpias pueden ser financiadas
con el dinero de la renta petrolera. A mediano y largo plazo, la dependencia
tanto económica como energética del petróleo disminuiría. Al reducir la
cantidad de petróleo que se consume al interior del país, se dispondría de una
mayor cantidad para la importación.
Recuperar la
soberanía nacional con la ayuda del oro negro, ése es el reto, ése es el
camino. El petróleo es el presente y futuro de México, su defensa es la lucha
que todo mexicano bien nacido debe tomar como suya.
(FOTO: Especial)
[1]
CÁRDENAS, LÁZARO. Decreto de Expropiación
Petrolera. 18 de marzo de 1938.
[3]OCAMPO
TORREA, JOSÉ FELIPE. PEMEX: mitos,
realidades, testimonios y propuestas. Colección Reflexiones, Editorial
Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 2007. Pags. 42-52.
[6]OCAMPO TORREA, JOSÉ
FELIPE. PEMEX: mitos, realidades,
testimonios y propuestas. Colección Reflexiones, Editorial Universidad
Autónoma de la Ciudad de México. 2007. Pag. 86 y 114.