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Por Gustavo Godínez
@escupeletras
Ya son 20 años los que el discurso del priismo
lleva colgándose del mito de Colosio. Pero las palabras son una cosa y
los hechos otra.
A veces me parece ingenuo creer que el fiel
escudero del salinismo realmente tenía la intención de cambiar el rumbo
neoliberal que estaba terminando de cancelar el legado de la Revolución
Mexicana. Creo que no fue una diferencia en la concepción de gobierno la causa
de la ruptura que desembocó en su asesinato, sino que fue un simple intento de
sacudirse la sombra de su mentor, una lucha interna carente de fondo ideológico
que sólo buscaba zafarse la rienda del presidente.
Pero supongamos que
efectivamente Colosio pretendía romper con la ruta neoliberal definida por
Salinas.
“Yo veo un México
con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente
agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de
servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la
arrogancia de las oficinas gubernamentales. Veo a ciudadanos angustiados por la
falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que
les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son
ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para
alcanzar el progreso”, dijo Colosio en aquel histórico discurso del 6 de marzo
del convulso 1994, unos días antes de su homicidio.
Hoy los priistas se llenan la boca repitiendo
que los ideales de Colosio siguen vigentes, que aún los representan. Todo lo
contrario.
El “nuevo” PRI ha demostrado una y otra vez que
poco o nada ha cambiado desde el magnicidio. Sobra señalar ejemplos. La misma corrupción,
represión, ineficacia y saqueo de hace 20 años se viven hoy, pero con un
neoliberalismo en esteroides empeñado en arrebatar todo derecho y recurso para beneficiar al gran capital.
Es un monumental descaro que, con un país que
tiene al 80% de su población en la pobreza o muy cerca de ella debido a la
política económica neoliberal de la que se supone Colosio quería desmarcarse,
los priistas digan hoy que el supuesto ideario de su mártir fabricado siguen
vigente mientras impulsan reformas que claramente culminan el proyecto
neoliberal que dejó pendiente el salinismo. Pero, bueno, no se puede esperar
más de ellos.
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