Por Gustavo Godínez
@escupeletras
La construcción del aeropuerto alterno de la Ciudad de
México y la refinería Bicentenario en Hidalgo han sido por años una promesa
recurrente en la boca de los últimos cuatro gobernadores del estado, pero en
los días recientes, todas las esperanzas en estos proyectos han quedado
sepultadas, y con ellas, su palabra empeñada.
¿Qué explicación podrán dar ahora los ex gobernadores de
Hidalgo y el presidente ante estos colosales incumplimientos?
Hace más de 20 años comenzó la larga y tortuosa historia del
aeropuerto alterno para Hidalgo. En 1993, el entonces gobernador Jesús Murillo
Karam fue el primero en proponer al estado como la base del ambicioso plan y lanzó
el “Proyecto Tizayuca”, con la promesa de crear un gran polo económico semejante
al que se desarrolló en Brasilia.
La promesa aeroportuaria continuó en 1999 con el gobernador
Manuel Ángel Núñez Soto, quien con gran entusiasmo siguió impulsando el
proyecto de su antecesor. La administración de Núñez Soto contrajo una deuda
pública de 2 mil 450 millones de pesos para la adquisición de los terrenos donde
se supone se establecería el aeródromo. La deuda que el estado contrajo se sigue
pagando hasta hoy y se terminará de pagar hasta 2019.
En 2001, la administración federal encabezada por el panista
Vicente Fox Quesada se decidió por los terrenos ubicados en el Estado de México
para construir el nuevo aeropuerto, Tizayuca quedó descartada, pero recobró
algo de vida cuando ocurrieron los conocidos hechos de Atenco, que tumbaron el
proyecto estrella de la administración foxista. El plan del nuevo aeródromo
quedó en el limbo, pero los dos siguientes gobernadores del estado, Miguel
Ángel Osorio Chong y Francisco Olvera Ruiz, continuaron pugnando para que la
obra se quedara en Hidalgo.
La historia de la refinería Bicentenario no es muy
diferente. En 2009, el gobierno federal encabezado por el panista Felipe
Calderón Hinojosa anunció la construcción de una nueva refinería en México, la
primera en el país en más de 30 años. Para ello convocó a los gobernadores de Hidalgo,
Guanajuato, Oaxaca y Veracruz para que compitieran por la sede y ofrecieran
garantías para asentar la nueva planta. Tocó el turno a Osorio Chong para
levantar la mano por Hidalgo. El entonces gobernador solicitó una deuda pública
más para el estado por mil 500 millones de pesos para comprar a ejidatarios de
la región de Tula más de 700 hectáreas de terreno donde se asentaría la
refinadora.
En la recta final quedaron sólo Guanajuato e Hidalgo. Pemex
se decidió por Hidalgo por considerarlo más viable para las necesidades de la
entonces paraestatal. Sin embargo, luego de aprobado el proyecto Bicentenario
que debía inaugurarse en 2015, vinieron los retrasos. Las obras no iniciaban y
el tiempo corría. La reacción de Osorio no se hizo esperar. Una y otra vez el
gobernador hidalguense le echó en cara a la administración calderonista el
incumplimiento, incluso, en su último informe de gobierno, en presencia del
entonces gobernador del Estado de México y máximo aspirante priista a la
presidencia Enrique Peña, Osorio Chong exigió enérgicamente al gobierno federal
que cumpliera con el proyecto de la refinería Bicentenario.
Luego la estafeta pasó a Francisco Olvera, quien no varió el
discurso. En su primer informe de gobierno el mandatario estatal aseguró que
lucharía con “uñas y dientes” para traer a Hidalgo no sólo la refinería, sino
también el aeropuerto.
Pero los gobernadores no fueron los únicos en prometer que
el aeropuerto y la refinería se quedarían en Hidalgo. Durante su visita a Pachuca
en 2012 como parte de su campaña rumbo a la presidencia de la república, Peña
Nieto se comprometió, ante una Plaza de Toros Vicente Segura repleta de
priistas, a concluir la construcción de la refinería Bicentenario y construir el
aeropuerto en Tizayuca, obras que, afirmó, sólo han sido promesas “que nosotros
haremos realidad”.
Hoy los dos proyectos están en el olvido. Pemex no incluyó a
la refinería Bicentenario en su Plan de Negocios 2014-2018, y aunque la directiva
aseguró que no está cancelada, las obras de la planta que debía inaugurarse en
2015 aún no comienzan y con las nuevas políticas que trajo la Reforma
Energética la nueva refinadora se ve aún más lejana. Peña Nieto anunció en su
Segundo Informe que el nuevo aeropuerto se asentará en definitiva en unos
terrenos cercanos al aeropuerto Benito Juárez. Para Hidalgo nada.
Hoy los ejidatarios a los que les compraron los polígonos ya
no tienen tierras para trabajar y poco o nada les queda del pago compensatorio,
mientras que las miles de hectáreas en las regiones de Tula y
Tizayuca siguen llanas e inútiles, sobre ellas sólo reposa la deuda pública con la que fueron adquiridas. ¿Y los empleos? ¿Y el desarrollo que no se podía postergar?
Murrillo Karam es hoy el flamante procurador de Justicia de
la nación; Núñez Soto, oh, gran ironía, está al frente del proyecto del nuevo
aeropuerto que no estará en Tizayuca; Osorio Chong es el encargado de la
secretaría más poderosa y con mayor influencia política del país; y Peña Nieto
está en la silla presidencial. ¿Pero dónde están?
¿Dónde está el Murillo Karam de la iniciativa inicial del
aeropuerto? ¿Dónde está el entusiasta Núñez Soto que aseguraba que Hidalgo era
el mejor destino para el proyecto aeroportuario más importante en décadas?
¿Dónde quedó ese Osorio Chong que con vehemencia exigía al gobierno federal que
cumpliera con la refinería para Hidalgo? ¿Dónde quedó ese Olvera Ruíz que
traería con uñas y dientes los ansiados proyectos? ¿Dónde quedó ese Peña que a
los vuelos de campaña se comprometió con los hidalguenses? ¿Cómo quedan todos
ellos con este racimo de promesas incumplidas?
Todos priistas, casi todos juntos ahora en el gobierno
federal y ninguno da la cara por el estado al que endeudaron y al que no le
cumplieron.
¿Qué vendrá ahora? ¿Un ‘usted disculpe’ para los
hidalguenses que seguirán pagando varios años más las deudas que les endosaron para
nada? ¿Vendrán proyectos de “parche” en los terrenos adquiridos que de
cualquier forma no se compararán ni de lejos a la promesa inicial a manera de
premio de consolación? ¿Habrá alguna compensación económica para resarcir las
megadeudas que el estado adquirió en vano? ¿o de plano no habrá nada?
¿Qué fue lo que ocurrió?
¿Fue acaso que ellos
siempre supieron que estos proyectos eran inviables y aún así endeudaron al
estado de la forma más irresponsable y artera vendiendo caras esperanzas sin
fundamentos sólo para jalar reflectores y simpatías cuando eran oposición?
¿Es acaso que los proyectos son viables, pero las ambiciones
de sus impulsores iniciales, hoy en el gobierno federal, miran hacia otro lado
y no les queda dignidad ni integridad para abogar por ellos ahora como antes lo
hicieron y poco les importa el endeudamiento que dejaron sus promesas
incumplidas?
En cualquier caso, los terrenos del Proyecto Tizayuca y la
refinería Bicentenario es la historia de los elefantes blancos más grandes que Hidalgo haya visto jamás.
LINKS RELACIONADOS:
-Presenta Hidalgo Proyecto de Aeropuerto Alterno: http://www.eluniversal.com.mx/notas/272943.html
-Promueve Núñez Soto proyecto Tizayuca-Hidalgo para
aeropuerto capitalino: http://www.eluniversal.com.mx/notas/3844.html
-Van 20 años, ¿y el aeropuerto?:
-Exgobernador de Hidalgo, al frente de la construcción del
nuevo aeropuerto:
- Faltan cinco años para finiquitar deuda por terrenos de
aeropuerto fallido: http://www.elindependientedehidalgo.com.mx/2014/09/236075
-Osorio Chong le exige al gobierno honrar palabra:
-Osorio exige explicación sobre retraso en refinería:
-Osorio exige construir refinería:
-Peña Nieto promete "hacer realidad" la refinería
Bicentenario en Hidalgo: http://mexico.cnn.com/nacional/2012/05/20/pena-nieto-promete-hacer-realidad-la-refineria-bicentenario-en-hidalgo
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